La empresa, con casi un siglo de trayectoria en la industria, le informó a sus 1000 empleados que dejará de funcionar. Los trabajadores exigen la renuncia de la conducción local del sindicato.
Por un conflicto gremial, el frigorífico Arrebeef, uno de los más importantes del país, anunció este viernes su cierre. Su mismo propietario, Hugo Borrel, se dirigió a los trabajadores y les informó que la compañía familiar, con casi 100 años de trayectoria, dejará de funcionar.
“Esto viene de arrastre y todo tiene su límite. Decidí ponerle un punto final. Aunque somos la tercera compañía más importante del sector, con una larga experiencia, prioricé mi salud y la de mi familia. Voy a pagar todas las cuentas pendientes, sin problema. No habrá productores reclamando deudas”, le anticipó a El Cronista Borrel, de 73 años, que maneja el frigorífico hace medio siglo y comenzó en el rubro como carnicero.
El conflicto comenzó hace un mes aproximadamente y se recrudeció en la última semana. Los trabajadores de la empresa, ubicada en la localidad de Pérez Millán, ocuparon sus instalaciones esta tarde, en defensa de su fuente laboral. Son aproximadamente 1000 los operarios que, por el momento, quedarían desvinculados.
Según Borrel, este jueves se dictó una conciliación obligatoria, que el personal no acató. “Ante la falta de diálogo, el cansancio por parte de la patronal y el abandono del sindicato, que no se sabe para qué lado patea, se decidió hacer una permanencia pacífica en la planta. Tiraron tanto de la cuerda que el hilo se rompió”, señalaron desde el entorno de los trabajadores.
Según informaron fuentes relacionadas al sector, la problemática radica en que los empleados de la empresa, como ocurre en otras, perciben una remuneración por quincena. Denuncian que los ingresos son inferiores a los de otras compañías, aunque su dueño asegura que “probablemente, sólo otras dos estén en condiciones de abonar un sueldo mayor”.
“En Arrebeef, no pagan salarios según paritaria, sino a través de un acuerdo entre la empresa y el sindicato. Queremos que nos solucionen un par de pedidos que alcanzamos. La gente se cansó”, afirmaron los trabajadores. Es por eso que enviaron una carta a la patronal pidiendo que negocie una mejora en las condiciones del salario, de $ 20.000 por quincena.
El reclamo salarial incluye también una disputa sindical. Los empleados acusan al Sindicato de Trabajadores de la Carne de “no protegerlos” y buscan cambiar la representación gremial local. Hace unos días pidieron la renuncia del secretario de la seccional, Luis Pérez, y solicitaron llamar a elecciones. “El sindicato no nos avala en nada”, indicaron.
Según pudo saber este medio, las autoridades de la localidad de Pérez Millán se acercaron a dialogar con la empresa y se ofrecieron a encabezar la negociación el lunes, con el requisito de que los trabajadores levanten el paro de actividades. Sin embargo, la asamblea de trabajadores se negó a aceptar esta salida y aseveró que “se trata de una maniobra injusta”.
“Habrá que ver si todo queda en palabras o si efectivamente se concreta el cierre de la planta, con lo que eso implicaría”, expresaron desde el seno de la asamblea de trabajadores. En consecuencia, la medida de fuerza continuará por tiempo indeterminado “hasta no obtener una respuesta favorable por parte de la empresa”.
Sin embargo, Borrel está decidido a cerrar la empresa, que, en el último tiempo, sufrió las consecuencias del menor volumen de hacienda. “A partir de noviembre, empezó a haber un faltante importante de faena. Los precios bajaron entre un 30% y un 40%. Cuando se paga por destajo, es muy complejo”, concluyó el propietario del frigorífico.
En octubre pasado, la empresa suspendió la operación temporalmente cuando se detectaron más de 50 casos positivos de Covid-19 y 300 personas fueron aisladas.
La compañía inició sus operaciones en 1921, cuando Don Jaime Borrell y su familia se especializaron en la comercialización de carne vacuna y empezaron con una pequeña carnicería en el interior de la provincia de Buenos Aires. Desde entonces, y a través de las siguientes generaciones, el emprendimiento creció y evolucionó hasta convertirse en ArreBeef.
Con casi 100 años de historia, la empresa sigue bajo la gestión de la familia Borrell, que conserva intacto el espíritu emprendedor de su fundador y los valores que permiten mantenerse tanto tiempo en el mercado.