El padre de Matías González, joven al que atropelló y mató un Bora en Fortunato de la Plaza y Udine habló en la 99.9 sobre la ineficiencia de la justicia en el caso.
Una vez más, la justicia otorga una respuesta deficiente a una familia que está atravesando un gran dolor por el crimen de uno de sus integrantes. Juan José González es una vecino de la ciudad que se cansó de la inoperancia judicial y decidió hacer público todo lo que fue sucediendo desde que su hijo Matías fue atropellado por un Bora, cuyo conductor se dio a la fuga.
La historia terminó con el responsable actualmente en prisión domiciliaria y es lo que más indigna a la familia. En la 99.9, Juan José contó que “el paso del tiempo termina beneficiandolo. Lo que estuvimos haciendo fue analizar los casos que hay que, con el tiempo, pasan su vida con su familia dentro de su hogar cuando uno sufre la pérdida que ha sufrido”.
La historia comenzó hace más de un año y de una forma trágica que González tuvo la entereza para repasar: “Matías salió de trabajar de la Cooperativa Obrera y tipo 21.20 bajó del 554 en Fortunato de la Plaza y Udine junto a un grupo de personas y cuando va a cruzar la 39, antes de llegar a la mitad de la calle por la senda peatonal se le viene encima un Bora negro que venía a 120 kilómetros por hora. Lo impactó cruzándose de carril y lo tira 40 metros hacia la vereda contraria generándole la muerte instantánea”.
En ese mismo momento, tomó la decisión el conductor de huir: “se dio a la fuga, según algunos testigos frenó un poco pero después siguió adelante. Era un muchacho de 20 años que se metió por adentro y escondió el auto. A mi me avisan a las 10 de la noche, cuando ya estaba por acostarme. Me llamaron por teléfono para decirme que vaya a la 39 y Udine que Matías estaba muerto”, recordó.
No pudieron dar con el autor de ese crimen durante varios días hasta que se entregó: “este tipo se fue, se fugó. A los dos días llegó una denuncia de donde estaba el auto, la policía hizo una redada para agarrarlo y huye del lugar tirandole el auto encima al oficial de calle. Se le quedó el auto a unas cuadras y huyó a pie. Tenemos entendido que se fue a Buenos Aires y a los 10 días pacta una entrega con la fiscalía”.
El accionar de la justicia ha sido también llamativo y sobre todo del Ministerio Público Fiscal: “habíamos empezado a recorrer las redes buscando información y pidiendo si alguien sabía algo del tema. El fiscal Cistoldi nos llamó, nos dijo que se quería entregar y que prefería que se entregue porque sino se le metía en el Conurbano y no lo iban a encontrar más. Nos dijo que no necesitábamos un abogado hasta que esto llegara a juicio y que las cámaras de seguridad no servían. Nosotros no sabíamos ni que nos estaba pasando pero sospechamos que había algo raro”.
Hubo un detonante que los forzó a dar a conocer lo que estaba pasando que fue justamente cuando le otorgaron prisión domiciliaria al acusado: “hubo una audiencia de la cuál no nos informaron a nosotros y en ahí le dieron la prisión domiciliaria porque había super población. Tratamos de revertirlo porque no tuvimos oportunidad de dar nuestra versión de la situación pero no lo pudimos hacer. Él está disfrutando con su familia cuando nosotros tenemos un hijo bajo tierra. Sentimos que la vida de nuestro hijo no vale nada para la justicia; nos sentimos desprotegidos”, concluyó.