El Defensor del Pueblo Adjunto en la provincia de Buenos Aires, habló en la 99.9 sobre el relevamiento que realizaron del impacto que tienen las drogas y el alcohol en siniestros viales con víctimas fatales: “es la segunda causa de muerte en jóvenes entre 15 y 34 años”.
La incidencia de las drogas y el alcohol al volante son cada vez más evidentes y cuando se trabaja estadísticamente el problema, se puede dimensionar ese impacto. El Defensor del Pueblo Adjunto de la Provincia de Buenos Aires, Walter Martello, habló en la 99.9 sobre un informe anual que realizaron y donde las cifras son elocuentes: mueren unos 260 conductores jóvenes por año en la provincia en accidentes de tránsito, comprobándose en muchos de esos casos la presencia de alcohol u otras sustancias psicoactivas en quienes conducían los vehículos.
“El seguimiento lo hacemos todos los años, pero esta vez el disparador fue el siniestro en Tigre donde perdieron la vida 3 jóvenes y el conductor que quedó a salvo cuando le hicieron el test de alcoholemia tenía 3.5% de alcohol en sangre cuando está admitido 0.5%”, explicó. En ese sentido, se constató que, por día, a nivel nacional muere por esa causa un promedio de 4 jóvenes de entre 15 y 34 años de edad: “son casi 1.600 siniestros de jóvenes, es la segunda causa de muerte en ese rango etario y tiene la particularidad que año tras año va creciendo, a pesar de las campañas que se realizan”.
Para Martello se debe abordar como un tema social porque evidentemente, sólo las leyes y las campañas no son un elemento disuasivo que permita bajar esos números: “Argentina pasó a ser el país con mayor consumo de alcohol en jóvenes de Latinoamérica y es un problema cultural más profundo con consecuencias puntuales sobre la vida de las personas”.
Pero para plantear un esquema que permite bajar esos números, el Defensor del Pueblo Adjunto destacó que se debe pensar en políticas a largo plazo que sostengan en el tiempo los distintos mandatarios de turno. “Esto lleva tiempo, son años de crecimiento de los números año tras año. Si queremos cambiar esto necesitamos una política fuerte sostenida en el tiempo. Hay muchos aspectos para abordar y estamos tratando de reunir todos estos aspectos en una norma que sea nacional y regule la situación. Podemos tener la mejor de las legislaciones e infracciones, pero si no generamos el cambio cultural para disminuir la ingesta de alcohol, llegamos siempre tarde”, concluyó.