El ingreso de capitales entre 2000 y 2019 apenas creció 2%. Venezuela acusó una merma del 30%. Los datos del 2020 de la UNCTAD reflejan una caída en el flujo de fondos al país del 38%. Los factores de desaliento.
La crisis del Covid-19 provocó una caída drástica de la inversión extranjera directa (IED) en 2020. Según el último informe de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad), los flujos mundiales de IED cayeron 35%, a 1 billón de dólares, desde 1,5 billones de dólares en 2019. Se trata de casi un 20% por debajo del mínimo de 2009 después de la crisis financiera. En el caso de la Argentina, que ya registraba una carrera descendente, las entradas de dólares del exterior para inversión real se desplomaron 38% el año pasado, hasta USD 4.100 millones.
Este dato cobra cada vez más relevancia porque desde 2020 ya son varias las compañías internacionales que han decidido abandonar sus negocios en el país. La pandemia fue la gota que rebasó el vaso para muchas compañías, pero la inestabilidad macroeconómica sumada a la falta de reglas claras para los inversores contribuyó fuertemente a que tomen la decisión.
Esta semana se sumó a la lista un centro de investigación de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard, que después de 20 años de permanencia en el país, se mudará a Uruguay por el éxodo de profesionales y empresas, según informó.
De acuerdo a un informe de First Capital Group, desde agosto de 2019 se han registrado al menos 32 operaciones y/o anuncios en las que un grupo multinacional decide cerrar y/o vender su operación o unidad de negocios local en Argentina. Se concentran principalmente en los sectores de aeronáutica, textil y retail, actividades que han sido especialmente afectadas por la pandemia y por la situación de crisis económica en Argentina. Se destacan las líneas aéreas Latam, Norwegian, Air New Zeland; la autopartista Saint Gobain Sekurit; la cadena de supermercados Walmart y de retail Falabella; Nike; la farmacéutica Eli Lilly; entre otras.
Se considera inversión extranjera directa a los capitales que llegan del exterior al país, de firmas que están en el país o de nuevas, sumado a la reinversión de utilidades que realicen empresas de origen extranjero.
“En 2010, la Argentina tenía un stock de inversión extranjera directa en torno a USD 85.000 millones y al cierre de 2019 había bajado al equivalente a USD 69.170 millones. La IED extranjera en 10 años creció en el mundo 70%, mientras que en la Argentina cayó más 19%”, precisó a Infobae el economista Marcelo Elizondo, quien realizó un exhaustivo trabajo respecto del tema en el que concluyó que desde que se inició el siglo XXI, el país es el segundo con peor desempeño en materia de IED en todo el mundo.
Mientras que entre el 2000 y el 2019 la IED creció 394% en todo el mundo -pasó de un stock de USD 7,3 billones a USD 36,4 billones-, en la Argentina apenas creció 2% en estos casi 20 años.
Según el informe, el país “muestra muestra una evolución casi nula en el stock entre 2000 y 2019 pese a la dinámica mundial, lo que la convierte en una de las de peor performance planetaria”. Además, entre los diez países de peor performance -encabezados por Venezuela-, la Argentina es el de mayor stock nominal de IED, por lo que es el país de más relevancia ente los que han visto pobres desarrollos en materia de inversión extranjera directa.
Los datos del 2020 son recientes y no forman parte de este informe, pero indican que la Argentina recibió IED por USD 4.100 millones, una cifra muy baja en relación con lo que el país ha recibido en años anteriores -más de USD 6.000 millones. El año de más ingreso de dólares para inversión fue en 1998, cuando entraron más de USD 20.000 millones.
“La cifra de 2020 representa tan sólo un 1,1% del PBI, ubicándose entre los países que menor IED recibe en la región. Sólo Perú obtuvo un rendimiento peor al de Argentina, con una IED del 0,5% de su PBI. En el otro extremo, lidera Uruguay con una proporción del 4,7% del PBI”, plantea un informe que publicó la Fundación Libertad y Progreso. Y agrega que en el análisis argentino, la situación se agrava al compararla con la IED del 2019, previo a la pandemia, ya que todos los países de la región (incluido Perú) tenían proporciones mucho más altas de IED en relación con el PBI. En cambio, la Argentina se ubicaba en tan solo el 1,5% del producto.
“En otras palabras, las dificultades de Argentina para recibir inversiones ya existían inclusive antes de la llegada del Covid-19, por lo que tiene un problema estructural. No sorprende el resultado, si se tiene en cuenta que Argentina es un país poco competitivo y que no da las señales de corregir su rumbo”, remarcó al respecto Iván Cachanosky, economista jefe de la entidad.
El economista agregó que “hay otras variables que atentan contra la competitividad como el elevado gasto público, el persistente déficit fiscal, la presión tributaria récord, la litigiosidad laboral, la corrupción, la burocracia, entre otras. Y sostuvo que para que la IED vuelva a crecer en la Argentina es necesario recuperar la competitividad, y eso se logrará si se encaran las reformas estructurales pendientes”.
A su vez, Elizondo consideró que “el principal problema de la Argentina es la inestabilidad macroeconómica que nadie pudo resolver; la debilidad institucional; la economía cerrada; y el entorno regulatorio congestivo, que también desalienta, ya que hoy la IED busca flexibilidad, adaptación rápida a los problemas”.
En su informe de 2020, la Unctad afirmó que la Argentina experimentó un cierre prolongado de la sector industrial, lo que provocó una caída en la formación de capital fijo y una disminución en la economía del 10%. “Estas contracciones complicaron aún más las condiciones de financiamiento para el país, que finalmente incumplió con su deuda externa. El entorno desafiante tuvo un impacto importante en la IED: las nuevas inversiones se retractaron 45% y las ganancias reinvertidas disminuyeron en un 22%. A su vez, las operaciones de fusiones y adquisiciones registraron un desinversión de USD 290 millones después de que importantes inversores internacionales vendieran sus activos”, destaca el documento.
Según el informe de la Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), la consultora que dirige Marcelo Elizondo, en Latinoamérica, el país que muestra mayor stock de IED hundida hasta 2019 es Brasil, con UDS 640.731 millones, casi 10 veces lo que captó la Argentina; seguido en importancia por México, con USD 628.460 millones. Le siguen Chile, con USD 267.820 millones; Colombia, con USD 205.890 millones; y Perú, con USD 115.330 millones. En los últimos diez años, el stock de IED en la región creció 42%, desde USD 1,5 a USD 2,2 billones.