El accidente se produjo luego de que el Ejército confiscara un almacén en Tleil donde se almacenaban 60.000 litros de gasolina ilegalmente y diera orden de distribuir el combustible a los residentes de la zona.
28 personas murieron y docenas resultaron heridas el domingo a la madrugada en el norte de Líbano, tras la explosión de un almacén donde se guardaba combustible de forma ilegal. Es una nueva tragedia en el país mediterráneo, sumido en una sucesión de devastadoras crisis políticas y económicas.
Entre las víctimas fatales se encuentran varios civiles que esperaban aprovisionarse de combustible del camión cisterna que explotó.
En un primer momento no estaba claro qué había provocado la explosión, registrada cerca de la frontera con Siria. El contrabando de combustible llevaba meses en marcha.
La Cruz Roja Libanesa explicó que un camión cisterna había explotado y que su personal había recuperado 20 cadáveres del lugar en el poblado fronterizo de Tleil. La agencia dijo haber evacuado a 79 personas con lesiones o quemaduras por la explosión.
Horas más tarde, miembros de Cruz Roja continuaban buscando víctimas en la zona mientras soldados libaneses acordonaban el lugar.
La explosión se produjo después de que el Ejército confiscara un almacén en Tleil donde se almacenaban 60.000 litros de gasolina y diera orden de distribuir el combustible a los residentes de la zona, según un funcionario del Ejército libanés. Los residentes se habían reunido para recibir el escaso recurso, disponible sólo en el mercado negro a precios desorbitados, y en ocasiones ni siquiera eso.
“No está claro qué produjo la detonación”, dijo un funcionario bajo condición de anonimato, a The Associated Press.
Ante el hospital Salam en la ciudad norteña de Tripoli, una mujer se derrumbó tras saber que su hijo había muerto por sus heridas.
“Oh, Dios mío. Tiene hijos pequeños”, dijo la mujer mientras lloraba “¿Por qué me has abandonado, Ahmad?”.
Un joven que estaba cerca exclamó: “Iremos a vuestras casas y os quemaremos allí”, dijo en referencia a los líderes políticos de Líbano, a los que se atribuyen décadas de corrupción y mala gestión que han llevado el país a la bancarrota.
En un hospital en Beirut, al que se llevó a algunas de las víctimas, Marwa el-Sheikh, de Tleil, esperaba a recibir noticias de su hermano, atendido por quemaduras, y su cuñado, un soldado retirado que seguía desaparecido.
“Algunas personas se quemaron hasta quedar irreconocibles”, dijo a AP. “Son las víctimas de las carencias y la negligencia que nuestros políticos, que nos llevaron a esto”.
Un video grabado por la noche y que circulaba en internet mostraba a gente reunida en el lugar antes de la explosión para llenar bidones de combustible. Imágenes de AP mostraban los restos calcinados de lo que parecía ser un camión cisterna que estalló. En la zona se veían soldados libaneses, un vehículo de Cruz Roja y otros camiones.
Los hospitales del norte de Líbano pedían donaciones de sangre de todos los tipos. El ministro de Salud, Hamad Hassan, solicitó a todos los hospitales en el norte del país y la capital, Beirut, que recibieran a los heridos de la explosión y señaló que el gobierno pagaría la atención médica de las víctimas.
Líbano sufre un grave desabastecimiento de combustible que se ha atribuido al contrabando, la especulación y la incapacidad de un gobierno falto de efectivo de garantizar las entregas de combustible importado.
La escasez ha paralizado un país que depende de hace mucho de los generadores privados para iluminar las viviendas. La mayoría de esos generadores están ahora apagados por el grave desabastecimiento de diésel. El Centro Médico de la Universidad Americana advirtió el sábado que se veía obligado a cerrar en menos de 48 horas por la falta de combustible, lo que pondría en peligro las vidas de sus pacientes graves.
Tleil se encuentra a unos cuatro kilómetros de la frontera siria. En un primer momento no estaba claro si el combustible del camión se estaba preparando para enviarse de contrabando a Siria, donde los precios son mucho más altos que en Líbano.
La crisis del combustible se agravó de forma drástica esta semana después de que el banco central decidiera retirar los subsidios a los combustibles, una decisión que probablemente hará subir los precios de casi todos los productos básicos en Líbano, un país ya castigado por la pobreza y la hiperinflación.
El sábado se desplegaron tropas libanesas en las gasolineras para obligar a los propietarios a vender a los clientes. Algunos propietarios de gasolineras se han negado a vender con la esperanza de ganar más dinero cuando suban los precios al expirar los subsidios.
El Ejército libanés también ha perseguido a los contrabandistas que operan junto a la frontera siria, y en los últimos días confiscaron miles de litros de gasolina.
Líbano sufre cortes de electricidad desde hace décadas, debido en parte a la corrupción generalizada y a la mala gestión en el país mediterráneo de 6 millones de personas, donde viven un millón de refugiados sirios.
La explosión del domingo fue la más mortal en el país desde que al menos 214 personas murieron en un estallido el 4 de agosto de 2020 en el puerto de Beirut que destruyó partes de la capital.