Así lo afirmó la Hematóloga del servicio de Hematología y trasplante Hematopoyético del Instituto Alexander Fleming, Dra. Rosario Custidiano en la 99.9 refiriendose a las características de esta enfermedad.
La Leucemia Miloide Crónica es una enfermedad con un impacto en Argentina que podría evitarse, como en muchas tantas afecciones. Los controles y la detección anticipada pueden ser claves para que revertirla con cierta facilidad gracias a los medios que ofrece la tecnología.
La Dra Rosario Custidiano, Hematóloga del servicio de Hematología y trasplante Hematopoyético del Instituto Alexander Fleming, se refirió al tema a través de la 99.9 afirmando que “esta enfermedad no escapa de la lógica del diagnóstico precoz para actuar adecuadamente”. Luego agregó: “lo que sucede es que aumentan los glóbulos blancos a consecuencia de una cuestión genética adquirida que se produce en la fábrica de los glóbulos blancos, rojos y plaquetas. Esto no da ningún tipo de síntomas, pero cuando los pacientes están en una instancia inicial, un chequeo de rutina puede permitir que, en un análisis de sangre, se puede detectar el aumento de glóbulos blancos y plaquetas que llamará la atención del profesional”.
Incluso la profesional destacó que puede haber otras formas de detectar lo que está sucediendo: “en el examen físico, puede haber un aumento del bazo que es fácilmente palpable en la consulta. O quizás el paciente puede tener un dolor localizado en esa zona. Otro síntoma es lo que llamamos saciedad precoz, la persona come poco y tiene sensación de plenitud. Eso sucede porque el bazo aumenta su tamaño y se lo va ganando al estómago”.
La tecnología y la investigación han sido claves en la evolución de los tratamientos para que hoy el nivel de mortalidad de la Leucemia Miloide Crónica haya descendido: “hoy en día lo que ha cambiado a partir del conocimiento de la causa de esta enfermedad, los fármacos están dirigidos a bloquear la proteína que genera el desorden. Es como una llave que cierra y bloquea la situación. Estos tratamientos son contínuos porque no se logra anular de manera definitiva. De la adherencia del paciente depende que tenga éxito el tratamiento y de que se inicie en etapas tempranas de la enfermedad”.
El impacto de la pandemia ha generado que muchos tratamientos se vean interrumpidos, con consecuencias complejas: “vemos ese impacto en particular en pacientes inmuno comprometidos y pacientes con cáncer que tenían que cursar su tratamiento. Es fundamental que se pueda acceder a los tratamientos porque más del 90% tiene una expectativa de vida normal. Vale el esfuerzo porque si los tratamientos se discontinúan, si se incumple un 10% de las tomas, está en riesgo el resultado del tratamiento”.