El psiquiatra se refirió en la 99.9 a la necesidad de atender el problema de Salud Mental creciente en Argentina luego del caso del denominado “secuestrador de Caseros”.
El efecto del descuido que tiene el Estado en la Salud Mental tiene impacto directo en distintas situaciones que ocurren cotidianamente. A veces llegan a la atención del público por casos extremos como el que sucedió recientemente en Caseros y tuvo un desenlace fatal.
Al respecto, el psiquiatra Enrique De Rosa indicó en la 99.9 que se necesita una mejor atención a estos casos porque suelen existir varias alarmas previas para evitar un hecho tan violento: “siempre terminamos en la crónica policial en lugar de la sección de salud. Siempre estamos contando muertos y autopsias en lugar de ver como algo que se anuncia constantemente, se puede prevenir. En este caso tenemos 10 años de denuncias judiciales, ya no sólo de alertas médicas. La cantidad de tiempos y oportunidades perdidas fueron muchas. Muchas veces se habla del perfil del agresor, pero el problema es el perfil de la sociedad que permite que esto pase”.
Respecto de ese punto en particular, la droga ha tenido una influencia muy importante en el aumento de la violencia: “la sociedad toda no comprende que hemos cambiado y mucho. Que el factor droga entró lentamente primero y luego de una manera brutal en la sociedad; ya es parte y no podrá ser eliminado. Esto generará consecuencias crónicas para los que consumen que no tendrán vuelta atrás. Hay que entender que la violencia se transformó en algo endémico”.
Desde su condición de psiquiatra también volvió a alertar sobre el alto consumo de psicofármacos en la Argentina y más aún en el período de cuarentena: “lo que es alarmante en la sociedad es el consumo de psicofármacos y lleva a otra forma de adicciones, pero también de violencia y descontrol. Aparece un caso, como el de Caseros, pero de esos hay todo el tiempo aunque no con tanta violencia. Cuando no se responde a esas señales, después tenemos que contar cadáveres”.
Su experiencia profesional, ha llevado a que también asesore en su momento a las fuerzas de seguridad y lo que considera es que se debe articular un sistema de seguimiento que permitirá salvar vidas: “las fuerzas de seguridad, la justicia y la salud tienen que actuar en protocolos conjuntos. Cuando una persona hace una denuncia en cualquier área de la justicia, debe existir un seguimiento. Sé que es muy complicado porque hay muchas, pero se debe armar una estructura que permita seguir a una persona con signos de comportamiento violento para que sea contenido o acompañado para evitar el daño mayor”.
Sin embargo, todo esto es imposible si no se acepta primeramente que hay un problema que necesita abordaje: “hay un sistema que niega la enfermedad mental, cierto grado de marginalidad ligado a las adicciones y la desprotección y cree que de esa forma soluciona el problema”.