Repudio I. La Red De Fiscales Penales de la Provincia de Buenos Aires repudió el ataque que sufrieron los fiscales Florencia Salas y Alejandro Pellegrinelli, el cual se produjo en inmediaciones de tribunales cuando manifestantes en reclamo de justicia por hechos de criminalidad ocurridos en la ciudad, marchaban por la falta de resultados en sus respectivos padeceres. En un comunicado al respecto, se señala: “son reiterados desde hace ya varios meses con un incremento inusitado del nivel de violencia, ello ante la pasividad de todas aquellas autoridades que tienen entre sus funciones resguardar la integridad física de todos quienes prestan sus funciones públicas (magistrados, funcionarios y empleados) en el Edificio Central de Tribunales, y público en general”. Es cierto, y es repudiable. Lo que falta, es una reflexión de por qué se llega a esto.
Repudio II. Nunca este tipo de violencia es porque sí: se desata cuando hay actores políticos que abren el abanico justificador de estas acciones desde la palabra. Cuando el poder agita el verbo, los del vulgo se muelen a palos. En octubre de 2017, las abogadas Patricia Perelló y Noelia Agüero fueron agredidas en la puerta de tribunales luego de una audiencia en la que se trató el régimen de salida de los policías condenados por la muerte de Natalia Mellman. No se escuchó que el poder judicial hiciera repudio alguno. Los abogados son por ley equiparados a los magistrados. Nadie clamó por esos hechos. En ese momento, en declaraciones a este medio, Perelló decía: «tengo muchos años de profesión y jamás pasé una situación igual. Corrí por la calle 300 metros hasta escondernos debajo de una escalera de mampostería de una cochera para que no nos maten, esa es la realidad. Nos corría un grupo de personas que nos tiraba piedras, nos escupía y nos insultaba de la peor manera. La gente en la calle miraba sin creerlo». Como es su estilo, sin medias tintas, aportó en su dichos: «hay varias cuestiones para señalar. Pedí que hubiera protección especial porque conozco al psicópata y delincuente de Gustavo Melmann que sacó la chapa justa que es la de víctima. A su hija la mataron y es un horror pero hizo un acuerdo con el asesino para cobrar sus 6 millones de pesos y lograr impunidad ya que lo acusaban de la venta de drogas. Logró todo en estos años con prepotencia y ahora llevó un grupo de gente para lo mismo. Hay testigos que dicen haber visto como les daba dinero».
Repudio III. De lo ocurrido y de los delitos denunciados por este medio y en declaraciones a la 99.9, nadie pareció interesarse. Será que sólo algunos hechos son repudiables y otros merecidos. Nadie intervino en el caso citado. Nadie intervino en la agresión a los fiscales. Eso sí, el comunicado habla de la falta de acción policial, aunque nunca emplea el termino. ¿Y por qué va a intervenir la policía, si nunca le exigen que lo haga cuando los agredidos son otros?
Repudio IV. Lo que los integrantes del cuerpo fiscal deberían evaluar es la violencia que provoca un sistema que no da respuesta. Que aún tiene entre sus filas a María Isabel Sánchez, autora del texto de ciencia ficción “muerte por empalamiento”; o a la incompetente Ana Caro; o al vacunado VIP Guillermo Nicora; y ni que hablar de la violencia que implica que Fabián Uriel Fernandez Garello sea aún fiscal general. Hablame de violencia.