El titular de Interior, Eduardo Cabrita, renuncia pocas horas después de haberse desvinculado del accidente ocurrido cuando él viajaba en el coche oficial: “Solo soy un pasajero”.
Nuno Santos, de 43 años, murió atropellado el pasado 6 de junio mientras trabajaba en labores de mantenimiento en la autopista portuguesa A-6. El automóvil que le embistió, que circulaba a 163 kilómetros por hora, muy por encima de la permitida (120 kilómetros por hora), era el coche oficial del ministro del Interior de Portugal, Eduardo Cabrita, que esta tarde ha dimitido del cargo. La renuncia se produce pocas horas después de que se difundiese que la Fiscalía ha imputado al chófer del vehículo, Marco Pontes, por un homicidio por negligencia y de que el ministro minimizase su responsabilidad en el asunto: “Solo soy un pasajero”. “Le toca trabajar al Estado de derecho, tenemos que confiar, nadie está por encima de la ley”, afirmó Cabrita esta mañana durante un acto en el Algarve en el que también invitó a esclarecer los hechos sin realizar “ningún repugnante aprovechamiento político”.
Esa reacción ha sido muy criticada por la prensa y algunos partidos de la oposición portuguesa, que le acusaron de insensibilidad y reclamaron su salida del Gobierno. Cabrita ha estado envuelto en varias polémicas políticas, que se han avivado por su gestión de episodios trágicos como el atropello de Nuno Santos con su coche oficial o, en marzo de 2020, la muerte violenta del inmigrante ucranio Ihlor Homenyuk, de 40 años, durante su detención en una sala sin cámaras por agentes del Servicio Nacional de Fronteras, un cuerpo de seguridad que dependía de su ministerio. El escándalo causado por este caso ha llevado a la supresión del SNF y el reparto de competencias entre otras fuerzas de seguridad.
En la comparecencia en el ministerio donde anunció su dimisión por la tarde, Cabrita mostró un tono más compasivo aunque reiteró que había habido “un aprovechamiento político” del accidente. “Lamento más que nadie esa trágica pérdida irreparable y mi solidaridad es para la familia de la víctima. Desde entonces ha sido con un gran sacrificio personal que verifiqué con estupefacción el aprovechamiento político que ha sido hecho de una tragedia personal”, señaló.
Por la mañana el ministro había asegurado que las condiciones en las que el operario cruzó la autovía tienen que aclararse y que la vía no había sido señalizada. Sin embargo, el escrito de imputación de la Fiscalía sostiene que estaba señalizada y los trabajadores debidamente equipados. “El acusado conducía, en aquella ocasión y lugar, violando las normas de velocidad y circulación previstas en el Código da Estrada [reglamento de circulación] y sin observar las precauciones exigidas por la prudencia y cuidados impuestos por aquellas reglas de conducción”, se recoge en el escrito, que publicó este viernes el diario Observador.
El coche atropelló al operario de limpieza, que había estado trabajando en el separador central de la autopista a la altura del kilómetro 77,6. En el vehículo viajaban el ministro y otros tres ocupantes, que habían participado en un acto en la escuela de la Guardia Nacional Republicana (GNR) en Portalegre. Fue este mismo cuerpo de seguridad, que depende del ministerio que hasta ahora gestionaba Cabrita, el que colaboró en la investigación que puso en marcha el Departamento de Investigação e Acção Penal (Investigación y Acción Penal) de Évora para aclarar las circunstancias del accidente.
Un hecho recriminado por José Joaquín Barros, el abogado que representa a la familia del trabajador fallecido, en declaraciones al diario Público: “Hablamos de un coche del Estado donde viajaba el jefe de la GNR y es precisamente esa misma GNR la que está colaborando con la Fiscalía en la investigación. Más transparencia en este proceso no vendría mal”.
El suceso también desató críticas entre la oposición y la prensa por el oscurantismo que rodeó el episodio y el silencio del ministro Cabrita. Un reportaje de investigación en la cadena de televisión SIC, realizado con posterioridad a este siniestro mortal, constató que los coches oficiales de los ministros suelen sobrepasar con creces los límites de velocidad establecidos y que la seguridad en la carretera es la gran sacrificada por la sobrecarga de las agendas de trabajo. Tanto los titulares de Medio Ambiente como de Infraestructuras han sido descubiertos en viajes acelerados que superaban notablemente los 120 kilómetros por hora.
Durante su comparencia sin preguntas, Cabrita justificó el silencio que había mantenido sobre el accidente desde junio para evitar que se pudiese interpretar como “una interferencia” y también explicó que había continuado en el cargo por la pandemia y el apoyo del primer ministro António Costa: “Solo la lealtad, el tiempo y las circunstancias a las que nos enfrentábamos hace seis meses y la solidaridad del primer ministro” le permitieron seguir adelante. La salida de Cabrita es un cortafuegos político que le han recomendado numerosos comentaristas a Costa para evitarle afrontar una campaña electoral lastrado por este asunto.
Antes de que Cabrita se describiese a sí mismo como un simple ocupante del vehículo, ya el primer ministro António Costa lo había definido así la primera vez que habló del caso en una entrevista a la SIC: “Si hubiese respeto, se aguardaba a que las autoridades investigasen lo ocurrido y no se aprovechase una pérdida humana para hacer un ataque político a una persona que era un pasajero en un automóvil”.