Así lo aseguró el Presidente del Instituto de Conservación de Ballenas que funciona hace 50 años: “es nuestro principal temor”.
El anuncio del inicio de estudios para establecer bases de prospecciones sísmicas en la zona de la costa marplatense, pero en zonas más profundas, generó inmediatamente una serie de controversias. Entre ellas, se encuentra el impacto que tendrá en los animales este tipo de prácticas.
El Presidente del Instituto de Conservación de Ballenas, Diego Taboada, habló en la 99.9 sobre el trabajo que realizan desde hace medio siglo y también del temor que tienen a futuro de lo que podría pasar con los bancos de alimentación de las ballenas. “El Instituto es una asociación civil sin fines de lucro y desarrollamos el proyecto en Península de Valdes, Chubut. El año pasado cumplió 50 años, es el de mayor continuidad a nivel mundial basado en el seguimiento de individuos foto identificados. Cada año tomamos miles de fotografías de las ballenas francas que visitan la Península y se genera un catalogo que se compara con colegas de Uruguay, Brasil, Malvinas y distintos lugares. Ellos nos cuentan esta carrera de obstáculos que tienen que llevar las ballenas para desarrollarse en armonía con el mar”.
Lo que también indicó Taboada es que ha habido un gran crecimiento en la cantidad de ballenas que hay en la zona, después de haber estado al borde de la extinción en su momento: “pasamos de estar con 400 o 500 individuos, una población al borde de la extinción, a una población actual que ronda los 5.000 individuos. La tasa de crecimiento igual se redujo por distintos factores como el cambio climático”. Por otro lado, recordó que hubo una etapa donde se cazaba constantemente a la ballena franca austral y puso en peligro a la especie: “hasta finales de los 60 se cazaban ballenas mar adentro en Buenos Aires, lo hizo Rusia que llegó a cazar hasta 3.400 ballenas francas”.,
Dentro del Instituto de Conservación de las Ballenas, tienen un proyecto importante que se llama “Siguiendo Ballenas” y ha servido para analizar el movimiento de los animales y este es un punto clave de lo que podría afectar la prospección sísmica: “se les colocan rastreadores satelitales, les hemos colocado a unos 50 individuos en especial madres. Con estos rastreadores que al año se le desprenden, nos muestra el rango de distribución que tienen. Una de las cosas que se menciona comúnmente es que en su época de migración tienen distintas zonas de alimentación y algunas coinciden con las áreas de prospección sísmica”.
El principal problema podría darse entonces con los corrimientos o desaparición de los lugares que las ballenas tienen fijos como bancos de alimentación: “nuestra preocupación tiene que ver con eso. Las ballenas mantienen sus lugares de alimentación durante décadas y por eso se cazaban las ballenas inicialmente en ciertas ubicaciones. Las prospecciones generan impacto”, indicó.