El Cardiólogo Intervencionista del ICBA, Instituto Cardiovascular, se refirió en la 99.9 a un nuevo estudio que indica la posibilidad de tener infartos luego de 30 días de padecer el COVID-19.
Todas las semanas, aparecen distintos estudios que ratifican efectos secundarios del COVID-19 en el organismo. Recientemente se dio a conocer que uno de ellos sería la mayor probabilidad de sufrir infartos, tanto para las personas con problemas previos como para las que no.
El Dr. Pablo Lamelas, Cardiólogo Intervencionista del ICBA Instituto Cardiovascular, explicó lo que esto significa a través de la 99.9: “la relación entre el COVID y el infarto fue muy compleja. Ni bien empezó la pandemia, aparecieron los infartos porque los pacientes dejaron de consultar y se daban en los domicilios. A medida que avanzó, vimos muchos cuadros de infartos agudos, probablemente relacionados con el COVID porque hay evidencia que sostiene que causan coágulos en el cuerpo y muchos de los infartos, eran empeorados por el COVID”.
Ahora, ha surgido nueva evidencia que los pone nuevamente en alerta. “Hace poco se ha demostrado que además, causa infartos tardíos. A partir de los 30 días se incrementa el riesgo de infarto. No es algo que impacte en el sistema de salud pero es probable que tengan entre un 50 y un 60% más de probabilidades de tener un infarto 30 días después. Esto es algo que se suma a una larga lista de efectos que tiene el COVID-19”, dijo el Dr. Lamelas.
A veces, surgen diferencias entre lo que la gente cree que pasa en un infarto y lo que realmente sucede; por eso diferenció algunas cuestiones: “el problema es que la mayoría de la gente cree que la arteria se va tapando de a poco, pero muchos de los infartos que vemos hoy se dan en arterias que el día anterior lucían normales. Muchos de los pacientes que sufren infarto, no eran necesariamente personas muy anormales”.
A pesar de ese 60% de incremento en las probabilidades de tener un infarto, el especialista explicó que no es algo que tenga un fuerte impacto en la población y el sistema de salud: “hay un aspecto epidemiológico que es bueno explicarlo. Una cosa es el incremento relativo de infartos y otra cosa es lo absoluto. Si el riesgo de una persona es de 1% y se incrementa un 50% es de 1.5 y el sistema de salud ni se mosquea. El sistema de salud se basa en términos absolutos. Lo mismo pasa con las vacunas, si digo que causan miocarditis la respuesta es si pero el incremento absoluto comparado con los no vacunados es 0.00005%”.
Lo que principalmente les preocupa en la actualidad, es que se ha perdido el ejercicio de los controles para anticipar situaciones: “hay gente que no volvió a sus controles y en los últimos 20 años Argentina redujo entre 15 y 20% de la mortalidad cardiovascular y eso fue gracias a los controles”, finalizó.