El ex director del Ballet Estable del Teatro Colón respondió a las críticas de Paloma Herrera aunque asumió que hay un gran problema con la jubilación de los bailarines que requiere “voluntad política” para solucionarlo.
Luego del planteo realizado por Paloma Herrera en su renuncia a la dirección del Ballet del Teatro Colón sobre las jubilaciones para los bailarines, se puso en discusión un tema, generalmente desconocido para los argentinos.
El bailarín y coreógrafo Maximiliano Guerra, ocupó ese cargo años atrás y brindó su punto de vista a través de la 99.9, contradiciendo en parte lo expresado por Herrera: “el Ballet del Teatro Colón tiene muchas cosas para cambiar pero no estoy de acuerdo con que se haga un embate a la institución y a las personas que trabajan allí hace mucho tiempo. Cuando uno va a tomar la dirección de una compañía, conoce como es el funcionamiento, cuáles son los pro y los contras. Esta compañía tiene una forma de trabajo hace casi 90 años que tiene sus cosas para corregir”.
El origen del inconveniente con las jubilaciones de los bailarines no es nuevo y Guerra comentó donde se inició todo: “el problema grave del Ballet estable del Colón es que hace 30 años hubo un desfasaje cuando desapareció la caja municipal desde el ANSES y se perdió la jubilación especial que tenían los bailarines que les permitía jubilarse a los 40 años con 20 de servicio. Era un aporte del gobierno municipal y el resto lo aportaban los propios bailarines al ANSES. Eso desapareció y se perdió la jubilación”.
Para cambiarlo, debe intervenir fuertemente la política y evidentemente no hay intenciones de hacerlo: “hay que tomar la decisión política para modificarlo, haciendo un acuerdo con ANSES y la Jefatura de Gobierno. Aparentemente hasta ahora nadie lo hizo y las veces que lo intentaron lo hicieron mal, porque los bailarines que Paloma ataca sin sentido, tuvieron que seguir trabajando 20 años más ya que cuando entraron, creían que se iban a jubilar a los 40. Respetarlas sería encontrar la forma de resolver el problema”.
Hay otros puntos de la legislación sobre el trabajo de los bailarines en el Teatro Colón que se deberían rever y las planteó dentro del debate el propio Guerra: “la Ley Nacional de Trabajo prevé que las 8 horas son imposibles de cumplir para un bailarín. Para trabajar 8 horas, deberíamos cambiar la ley porque sino la ART no cubre a los bailarines durante dos horas, ya que la carga máxima de trabajo que tienen es de 6. Si jubilás hoy en día a los bailarines a los 40 años, se irá con el 35 o 40% del sueldo, lo cuál sería devastador para cualquier persona que trabajó 20 años. Estaríamos acrecentando aún más el problema”.
La salida, insistió, está en la política pero hoy parece lejana: “el Teatro Colón depende de la Ciudad de Buenos Aires, ahora de Horacio Rodríguez Larreta. La gestión debería comenzarla la Ciudad pero después si o si tenes que caer en el ANSES. La ley está activa y hay que legislarla y ponerla en funcionamiento de nuevo. Para eso necesitamos la voluntad política de todos los entes”.
Por último, remarcó que en la actualidad se trabajan 6 horas, también por un problema de paritaria que surgió años atrás y que es muy común en el estado: “cuando entré al Colón trabajamos desde las 10 de la mañana a las 17 y se cambió luego de 11 a 17. Esa hora que se perdió fue por un conflicto salarial. Como no les dieron el aumento, lo que se propuso desde la Municipalidad en 1985, le quitaron una hora de trabajo y ahí quedó. Esa es otra de las cosas que nunca nadie se tomó el tiempo para devolverla”.