Agustín Gérez, el abogado santacruceño al frente de Ieasa, la empresa que licita las compras, dijo además que siguen negociando con Bolivia la provisión por gasoducto para el invierno. También habló de un segundo barco regasificador, más cargas, el crédito chino a las represas de Santa Cruz y un proyecto de Hidrógeno Verde en Bahía Blanca.
Agustín Gérez, presidente de Integración Energética Argentina SA (Ieasa), la empresa a cargo de las importaciones de combustible, confirmó en una entrevista radial que, en el contexto del encarecimiento del precio del Gas Natural Licuado (GNL), la Argentina deberá importar ese combustible por al menos USD 4.000 millones.
Para satisfacer la demanda interna de gas, en especial durante el invierno, la Argentina importa gas por barco (GNL), desde países como Qatar y Trinidad & Tobago y por gasoducto, desde Bolivia, cuya producción y abastecimiento declinaron en los últimos años y prioriza el mercado brasileño. El precio promedio del GNL pasó de un promedio de USD 2,96 por millón de BTU (una unidad calórica) en 2020 a un promedio de 8,33 en 2021, y la secretaría de Energía había estimado que para este año el precio promedio sería de 25 dólares, pero en el segundo día de la invasión de Rusia a Ucrania el precio en el mercado internacional trepó hasta 46 dólares.
En diálogo por la radio AM 1420, Gérez, un abogado santacruceño especializado en derecho del petróleo y la energía, dijo que las decisiones de importación las analiza la secretario de Energía de la Nación, dependiente del ministerio de Economía, en función del precio de los diferentes tipos de combustible. Consultado sobre cuál sería el monto del GNL, del que según algunos expertos este año debería importarse la carga de al menos 65 barcos (contra 54 que se importaron en 2021), Gérez confirmó que ese número de barcos implica una factura igual o superior a los USD 4.000 millones.
Algunos expertos, como el exsecretario de Energía, Daniel Montamat, arriesgan que el número de cargas de buques “metaneros” que deberán contratarse será de entre 70 y 75, dependiendo de cuál sea el nivel de abastecimiento del gas de Bolivia, que llega a la Argentina por medio de gasoductos.
La importación de gas, sea por gasoducto o por barcos, y de combustibles líquidos en caso de insuficiencia de gas, cuya demanda se empina entre los meses de mayo y agosto, para atender la demanda residencial de calefacción durante el invierno. Para asegurar el gas en hogares, en esos meses el gobierno dispone que algunas usinas térmicas usen gasoil o fueloil en vez de gas natural. Este año, esa práctica se adelantó. Según un reciente informe de Cammesa, la empresa mixta que administra el mercado mayorista eléctrico, la demanda de combustibles líquidos para generar electricidad aumentó en enero 215% respecto de enero de 2021, debido la menor generación hidroeléctrica, a causa de la sequía.
La negociación con Bolivia
Sobre cuál será el nivel de provisión de Bolivia, Gérez señaló que actualmente está en vigencia una “segunda adenda de transición”, hasta el 31 de marzo, período en el cual Iesas e YPFB, la empresa estatal boliviana, deben acordar cuáles serán los volúmenes de abastecimiento y los precios durante los meses de invierno.
“En la negociación interviene el ministerio de Economía y se busca tener la mejor negociación y acceder al mayor volumen y al mejor precio posible”, dijo Gérez, quien agregó que todavía Bolivia no presentó formalmente su oferta. “Nosotros buscamos la mayor cantidad de gas posible, en virtud de los precios, porque es más barato que el GNL; en marzo iniciaremos la última ronda de negociaciones”, dijo el funcionario.
Según el acuerdo original con Bolivia, negociado en 2006 por el entonces presidente Néstor Kirchner, de 2010 a 2026 Bolivia debía suministrar a la Argentina 27,7 millones de metros cúbicos por día, pero sucesivas adendas fueron achicando la cifra. El contrapunto actual es entre los 14 a los que aspira la Argentina para los meses de invierno y los de 8 a 10 de máxima no asegurada que, según YPFB, la empresa estatal boliviana, puede satisfacer el país vecino después de colmar el consumo interno y cumplir con un cliente de mayor peso: Brasil.
Gérez confirmó también que Ieasa tiene bajo análisis las ofertas por la licitación para la contratación de un segundo barco regasificador a operar en Bahía Blanca, una de las dos terminales que reciben el GNL (la otra es en Escobar). Los “regasificadores” son barcos especiales que reciben la carga de los metaneros, que transportan el gas en estado líquido, a temperaturas cercanas a los 200 grados bajo cero, lo “regasifican” y lo inyectan al sistema de gasoductos.
“Hemos recibido ofertas, las estamos evaluando y estimamos adjudicar la semana que viene”, dijo el titular de Ieasa, quien también reconoció que el organismo está evaluando ofertas de la segunda licitación anual para la contratación de buques de GNL.
Represas patagónicas, crédito chino e hidrógeno verde
El abogado santacruceño señaló también que ya hubo acuerdo para la reactivación del financiamiento chino, que se había interrumpido, para la construcción de dos represas hidroeléctricas sobre el río Santa Cruz, en la provincia homónima. “Ya hubo acuerdo, estamos esperando la reactivación de las líneas bancarias”, señaló Gérez, quien destacó que la obras implica 10.000 empleos directos y “cumplen un rol socio económico importante”. Sobre el proyecto en sí, dijo que el gobierno aspira “a que al final del gobierno al menos una de las represas pueda entregar electricidad al sistema energético”.
Además, señaló que para mediados de marzo espera el “informe final” del Fraunhofer, un instituto alemán, con el que en octubre pasado Ieasa firmó un acuerdo para el desarrollo técnico y económico de un proyecto de producción de Hidrógeno Verde a partir de generación eólica en un predio de unas 200 hectáreas en cercanías de Bahía Blanca. Se estima que el proyecto podría generar unos 200 MW, con una inversión de USD 300 millones.