El 27 de marzo serán las elecciones para definir la vigencia de 135 artículos de la “LUC”, la Ley de Urgente Consideración que se volvió insignia de su mandato.
La Ley de Urgente Consideración, popularmente conocida por sus siglas “LUC”, llegó al Parlamento uruguayo con el gobierno de Luis Lacalle Pou en marzo de 2020. Fue la primera ley que promulgó el Poder Ejecutivo, que pasó con mayoría parlamentaria gracias a la “coalición multicolor” de partidos de derecha que se formó durante la campaña electoral.
Se trata de un conjunto de 476 artículos que cambiaron varias normas, la ley insignia del gobierno de Luis Lacalle Pou.
¿Qué cambió? Muchísimas áreas. Por ejemplo, dentro de los artículos vinculados a la seguridad pública se duplicaron las penas para adolescentes que delinquen, se aumentó la condena para el tráfico de drogas y se crearon nuevos delitos.
Con respecto a la educación, se eliminaron los consejos desconcentrados, se incorporaron nuevos mecanismos de validación de la formación docente y nuevos estatutos para funcionarios docente y no docentes. Las reformas de seguridad y de educación son, dentro de la ley, no solo las temáticas más candentes a nivel público sino que, además, las propuestas que más identifican al gobierno de Lacalle Pou.
En otras áreas, aparecieron regulaciones al del derecho de huelga, el nuevo régimen de alquiler sin garantía, el de fijación del precio de los combustibles, la flexibilización de controles del lavado de activos, entre varios otros.
Tras el descontento por parte del Frente Amplio, avalado por militantes, dirigentes y ciudadanos, se comenzó una recolección de firmas para llevar 135 artículos de la LUC a referéndum y lograr derogarlos. El 8 de diciembre de 2021, la Corte Electoral llegó a contabilizar las 671.544 firmas necesarias para habilitar el referéndum, que será votado el próximo 27 de marzo.
En ese contexto, el Parlamento uruguayo quedó dividido: de un lado, con los partidos con ideologías más de derecha (el Partido Nacional, el Partido Colorado, el Partido Independiente, Cabildo Abierto y el Partido de la Gente), esta llamada “coalición multicolor” y, de otro, con la agrupación de partidos de izquierda, llamada Frente Amplio.
Aunque la participación de la ciudadanía fue creciendo, y con ellos los apoyos a cada campaña, el 8 de diciembre de 2021 la Corte Electoral definió los colores de las papeletas para las dos opciones que tendrá el referéndum. La papeleta por el “No”, que implica no derogar la ley y mantener los artículos, es de color celeste; y la del “Sí”, que implica derogar, es de color rosa. El organismo imprimió 9 millones de papeletas, 4,5 millones de cada color (en un país donde la población es casi 3,5 millones).
A partir de esta definición, las campañas propagandísticas tomaron cada vez más fuerza, identificando cada bando con su color. De hecho, la papeleta con el “Sí” tomó como figura principal de su campaña a la popular Pantera Rosa. Pero en febrero de 2020, se informó que la Federación Ancap (Fancap) en Uruguay declaró que recibió una intimación de la compañía americana donde una escribana les daba 24 horas para dejar de usar la figura y la música de la Pantera Rosa.
El voto por el “No”, en cambio, tomó el color celeste en un tono mucho más patriota. No solo los propios uruguayos hacen referencia a la selección de fútbol y a su camiseta como “la celeste”, sino que los colores más característicos de la bandera nacional son el azul y el blanco. Además, el color representativo del Partido Nacional, partido al que pertenece Lacalle Pou es, justamente, el celeste.
¿Qué sucederá cuando haya un resultado?
Existen los efectos técnicos del resultado del referéndum. En caso de triunfar el “No”, los 135 artículos en juicio se mantienen y se siguen aplicando como hasta ahora.
Si, por el contrario, gana el “Sí”, ni la Constitución ni la ley 16.017 arrojan luz sobre cómo proceder. Se utilizarán criterios jurídicos generales para resolverla. Una posibilidad es que se desapliquen con retroactividad y se repongan las situaciones reguladas al Estado previo a la LUC. Otra, es que se deroguen los 135 artículos y que simplemente ya no puedan ser aplicados a futuro.
La campaña ganadora será la que consiga el 50% +1 voto del total de votos que se consideren válidos (votos por el “Sí”, por el “No” y votos en blanco).
Pero más allá de las consecuencias jurídicas del referéndum, existen aquellas que son simbólicas. A dos años de comenzada la presidencia de Lacalle Pou, el segundo tramo de su gobierno estará pautado por el resultado del referéndum el 27 de marzo. Lo que importa es el pronunciamiento ciudadano, el apoyo o no al primer gobierno de derecha que llegó al poder luego de 15 años de gobierno del Frente Amplio.
Además, el resultado se evaluará con el ciclo electoral del 2020 y funcionará como termómetro para las elecciones del 2024. Rafael Porzecanski, de la encuestadora Opción en Uruguay dijo que para la lectura política posterior al referéndum “será importante quién gana, pero también por cuánto gana”, informó La Diaria.
En esa misma entrevista, agregó que esta elección es más “bibloquista” que “bipartidaria”, debido a que el apoyo alrededor de cada campaña estuvo marcada por bloques de partidos políticos aliados hacia una ideología más de derecha o más de izquierda. “El bipartidismo todavía está lejos porque al interior de uno de los bloques falta el empuje para crear un modelo de oferta electoral al estilo Frente Amplio”, comentó.
El propio Luis Lacalle Pou puntualizó a la prensa que, sea cual sea el resultado del 27 de marzo, él seguirá gobernando. Con “las mismas herramientas o con otras que van a dificultar un poco más, pero seguir gobernando”, dijo al diario El País.