Así lo indicó la Fiscal Anticorrupción de Entre Ríos que fue desplazada por haber investigado al ex gobernador que ayer, finalmente, recibió la condena de 8 años de prisión: “estamos contentos y satisfechos con el fallo. Se demostró que el caso que presentamos merecía una condena”.
La condena contra el ex gobernador de Entre Ríos Sergio Urribarri por peculado es un caso testigo de como la justicia puede avanzar en investigaciones vinculadas a personas con poder político cuando las pruebas del delito resultan abrumadoras.
En el camino, hay personas que tienen que pagar el precio de esa investigación como le sucedió a la fiscal anticorrupción Cecilia Goyeneche que fue apartada de su cargo por el trabajo que estaba haciendo en esta causa y habló en la 99.9 luego de la condena de 8 años de prisión: “estamos contentos y satisfechos con el fallo. El Tribunal ha sido meticuloso en dar las razones por las que consideraron que todo el planteo de la fiscalía y los casos que llevamos a juicio, se dieron como la fiscalía lo indicaba y que correspondía la condena por peculado. Es un nombre extraño pero se quiere decir que es robo de los dineros que administraban”.
La fiscal tuvo que sufrir en carne propia lo que significa investigar a una persona que todavía ostenta el poder de su cargo: “lo que cuesta mucho en la investigación de corrupción es hacerlo “en caliente”, con las personas investigadas aún con poder. Estamos más acostumbrados que una vez que pierden el poder puedan aparecer las causas. Lo que pasó en Entre Ríos fue que se descubrieron hechos con una apariencia de ilegalidad muy grande, pero las personas investigadas tenían el poder político. De todas maneras, se generó mucha prueba que resultaba abrumadora”.
A pesar de que la causa ha llegado a una condena, todavía Goyeneche sigue suspendida: “que tengan tanto poder genera costos para los investigadores, que son muy altos. Estoy suspendida en mi cargo de Procuradora Adjunta de la provincia y fiscal anticorrupción pero desde el 30 de noviembre del año pasado por una decisión del jurado de enjuiciamiento. Esto tiene que ver con un impulso de sectores de la política donde se pretendía era tapar esto y que no suceda lo que pasó ayer”.
Este fallo es algo más que sólo eso. Según la representante del Ministerio Público, se trata de una bocanada de aire para todos aquellos pares que tienen vocación de cumplir con su deber más allá de que la persona investigada sea alguien que tiene todavía poder: “lo que moviliza a trabajar y esforzarse en estas investigaciones es el estado de nuestro país, que vamos de crisis en crisis, vemos tanta pobreza, miseria y marginalidad y no podemos desvincularlo de la corrupción. Esta corrupción endémica es una de las principales razones que explica que en un lugar donde deberíamos estar en una situación distinta estamos siempre en crisis”.
A partir de allí, es que la condena para Urribarri puede servirle a los fiscales más jóvenes para ver que no todo está perdido: “la apuesta es que las nuevas generaciones tengan otra mirada desde la ética y esto a lo mejor es un granito de arena para que todo un sistema cambie. El hecho de que me hayan sacado del debate, más allá del golpe que significó para todos, pudo ser superado con mucha seguridad por parte del equipo de fiscales que están seguros de lo que hacen”.