“La gente tiene derecho a esperar los más altos niveles de comportamiento en estos lugares y, claramente, lo que ocurrió estuvo muy por debajo de esto”.
Así concluye el informe final de Sue Gray, la funcionaria del gobierno británico que investigó las reuniones y festejos que tuvieron lugar en oficinas del gobierno británico durante la pandemia de Covid, que involucraron al mismo primer ministro, Boris Johnson.
“Sea cual sea la intención inicial, lo que tuvo lugar en muchas de estas reuniones y en el modo en que se desarrollaron no se ajustaba a las guías de ese momento” para llevar adelante la cuarentena a nivel nacional.
Para Gray, los responsables del “Partygate”, como se lo conoce al interior del Reino Unido, son claramente los funcionarios más importantes del gobierno, tanto a nivel político como a nivel administrativo.
Los altos cargos “deben asumir la responsabilidad de esta cultura“, dice el informe, “incluso teniendo en cuenta las extraordinarias presiones a las que estaban sometidos”.
Sue Gray especifica que algunos de los funcionarios de menor rango involucrados pensaron que estaba bien participar de estos eventos debido a la presencia de sus superiores.
“Muchos de estos eventos no deberían haberse permitido”, sentenció Gray.
Reacciones en el Parlamento
Minutos después de conocerse el informe final, el primer ministro asistió a las habituales interpelaciones de los miércoles en el Parlamento británico.
Frente a los parlamentarios, Johnson dijo que el gobierno había aprendido humildemente la lección y pidió mirar hacia el futuro.
“Espero que hoy, además de aprender las lecciones del informe de Sue Gray, podamos seguir adelante y centrarnos en las prioridades del pueblo británico”, indicó.
Aunque durante la sesión parlamentaria el líder de la oposición laborista, Keir Starmer, dijo que prefería -por el momento- focalizar sus preguntas en el costo de la vida en el país, las reacciones dentro de su partido y de otras agrupaciones opositoras no se hicieron esperar.
La segunda al mando del Laborismo, Angela Rayner, escribió en Twitter que el gobierno de Boris Johnson “está podrido desde lo más alto”.
“Él estableció la cultura. Sucedió bajo su supervisión. Es culpa suya”, señaló Rayner.
El líder del Partido Liberal, Ed Davey, utilizó la misma red social para decir que Johnson “no es apto” para dirigir el país.
“Cualquier otro primer ministro se vería obligado a dimitir por un informe tan perjudicial como este, y sin embargo los diputados conservadores defienden a Johnson y le permiten aferrarse (a su puesto)”.
“Sin precedentes”
En su informe final, Sue Gray reconoce que -desde la difusión de sus primeras conclusiones meses atrás- se han producido reformas en la gestión del gobierno para crear líneas de liderazgo y responsabilidad más claras.
“Éstas (reformas) necesitan la oportunidad y el tiempo para asentarse”.
Por último, la funcionaria defendió al sector público británico, más allá de lo que ocurrió en esta reuniones de altos funcionarios durante la pandemia:
“Muchos estarán consternados por el hecho de que un comportamiento de este tipo haya tenido lugar a esta escala en el corazón del gobierno. Sin embargo, creo firmemente que estos hechos no reflejan la cultura imperante en el gobierno y en la administración pública en ese momento”.
“Muchos miles de personas de todo el país trabajaron incansablemente para lograr resultados en tiempos sin precedentes”, concluyó Sue Gray, añadiendo su orgullo por ser parte del sector público.