Se trata de 5 estudiantes de sexto y séptimo año del área de Electrónica de la Escuela Técnica Nº1 “Crucero A.R.A General Belgrano”. Participan de un concurso internacional, que organizan, entre otros, la NASA y la ESA.
Una escuela de Bahía Blanca se encuentra en pleno diseño, en escala, de un satélite del tamaño de una lata de gaseosa, con el cual participa del concurso CANSAT Argentina 2022, una iniciativa organizada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT) y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).
Se trata de los alumnos Juan Ignacio Ramos, Juan Manuel Bermejo, Hazael Salgado, Brenda Peralta y Matías Ulloa, de sexto y séptimo año del área de Electrónica de la Escuela de Educación Técnica Nº1 de Ingeniero White, quienes denominaron su proyecto como “TucúnSat” (Tucún, en lengua originaria Pampa, significa semilla).
CANSAT es una competencia internacional impulsada por varias agencias espaciales del mundo, entre las que se destacan la NASA (Estados Unidos) y la ESA (Europa) y que propone a estudiantes de escuelas secundarias reproducir a escala el proceso de diseñar, construir, probar, lanzar y operar un satélite del tamaño de una lata de gaseosa (de allí, el término CAN -lata- y SAT -satélite-, por sus siglas en inglés).
El equipo local, que cuenta con Máximo Paesa como profesor referente, pasó con éxito la primera etapa, luego de haber completado una serie de capacitaciones virtuales dictadas por docentes de la Universidad Nacional Tecnológica (UTN).
“Allí se brindaron las bases para que todos los inscriptos conozcan la experiencia CANSAT y accedan a los conocimientos necesarios para presentar, hasta el 1 de julio, el formulario y el video de presentación del proyecto”, informó William Durán, profesor y asesor del proyecto junto con Juan Carlos Rapetti.
A nivel nacional toman parte alrededor de 850 equipos, que deben superar 5 etapas hasta llegar a la final, donde tendrán la oportunidad de participar en la campaña de lanzamiento de sus satélites, en octubre de este año.
“Simultáneamente, para ir ganando tiempo, estamos trabajando en el diseño, en el armado y en la prueba de funcionamiento”, añadió el también vicerrector de la escuela técnica “Crucero A.R.A General Belgrano”.
Cada grupo de estudiantes se conforma como un equipo de misión espacial, con la finalidad de construir un satélite a escala, que quepa dentro de una lata.
“El trabajo es a escala, con todo el equipamiento electrónico necesario con el objetivo de cumplir dos misiones. La primera es, con distintos sensores, medir temperatura y presión, mientras que la segunda la debe idear cada equipo participante”, señaló William Durán.
A priori, para el segundo objetivo, la intención del equipo local es medir microplásticos y nanoplásticos en la atmósfera, para lo cual están realizando diversas consultas para encontrar la mejor forma de implementarlo.
En la tercera etapa del concurso se realizará la selección de proyectos a concretar, con el envío de un kit de materiales.
“Los componentes básicos los proveen los organizadores, a la vez que se asigna un presupuesto de 10 mil pesos para ampliar la capacidad según lo crea necesario cada equipo participante. De esta forma, todos trabajan con los mismos elementos e idénticos recursos económicos”, amplió el directivo del establecimiento.
Si superan esa instancia, en la siguiente, los equipos deberán ir entregando pruebas de avance para dar cuenta del desarrollo de sus cargas útiles. Luego, tendrán una validación final, mediante la que se seleccionarán los equipos finalistas de la Convocatoria.
“Del proyecto participan 5 alumnos, todos estudiantes de los últimos años de Electrónica, con un profesor asignado como asesor. Además, conseguimos la ayuda de un programador del Invap (Manuel Aristarán), que nos está dando una mano enorme”.
Precisamente, quienes alcancen la etapa final tendrán la oportunidad de participar en la campaña de lanzamiento de sus CANSAT, realizar distintas pruebas y mediciones.
“Todos los proyectos que lleguen a la etapa final serán lanzados con un cohete a un kilómetro de altura, donde se tiene que desplegar para comenzar a cumplir las funciones específicas para las cuales fue diseñado. También se debe confeccionar una estación terrestre para la recolección de los datos y obviamente contar con un descenso controlado”.
Los alumnos de la Escuela Técnica 1 tienen previsto probarlo en nuestra ciudad con el uso de un drone, en lo que será la complementación de otro proyecto paralelo.
“Cuando lo tengamos armado lo vamos a elevar con un drone, que están diseñando otros alumnos del establecimiento, como plataforma de lanzamiento. Ese drone está destinado a los bomberos de White, que nos plantearon en su momento la necesidad de contar con uno”.