Cadena perpetua para el único sobreviviente entre los autores de los atentados de 2015 en París que dejaron 130 muertos

El único sobreviviente del grupo que perpetró los ataques del 13 de noviembre de 2015 en París en los que murieron 130 personas fue declarado este miércoles culpable de terrorismo y asesinato.

El Tribunal de lo Criminal de París impuso a Salah Abdeslam una inusual condena de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por su papel en los atentados con armas y bombas en varios lugares de la capital francesa.

De los 20 hombres juzgados por su participación en los ataques, todos menos uno recibieron veredictos de culpabilidad.

Otro de los principales acusados, Mohammed Abrini, también recibió cadena perpetua con un cumplimiento mínimo de 22 años.

De los nueve miembros de los comandos que cometieron los atentados, Abdeslam fue el único sobrevivientes y Abrini formaba parte del grupo que viajó desde Bruselas a París para llevarlos a cabo, aunque no participó en ellos.

Juicio histórico
El que hasta la fecha es el mayor juicio de la historia moderna de Francia comenzó en septiembre pasado.

Víctimas, periodistas y familiares de los fallecidos han acudido durante más de nueve meses a la sala del tribunal en París construida especialmente para reconstruir la historia del peor ataque en suelo francés desde la Segunda Guerra Mundial.

La oleada de ataques simultáneos con armas y bombas en bares, restaurantes, el estadio nacional de fútbol y el local de música Bataclan causó, además de los muertos, cientos de heridos el 13 de noviembre de 2015.

Abdeslam declaró al tribunal esta semana que él “no era un asesino” y que condenarlo por esos hechos sería “una injusticia”.

Durante el juicio también afirmó que la noche del atentado decidió no detonar su chaleco explosivo para el ataque suicida y lo desechó en un suburbio de París.

Sin embargo, el tribunal aceptó las pruebas que indican que el chaleco era defectuoso y, por lo tanto, no creyó que Abdeslam cambiara de opinión a última hora.

Los condenados tienen un período de diez días para apelar.

La cadena perpetua es la pena más severa que se puede imponer a un criminal según la ley francesa, que solo contempla una reducida posibilidad de libertad condicional después de 30 años.

Es la quinta vez que esta condena se aplica en el país desde 1994.