La primera ministra gala, Elisabeth Borne, cree que el Ejecutivo, que ya dispone de casi el 84% de la firma, necesita el control total para reforzar la independencia energética y cumplir con el objetivo de emisiones cero.
El Estado francés quiere hacerse con el control total del capital de la eléctrica EDF, según ha confirmado este miércoles la primera ministra gala, Élisabeth Borne, durante la presentación de la hoja de ruta de su Ejecutivo ante la Asamblea Nacional. La incertidumbre en el mercado energético que provoca la guerra en Ucrania y la necesidad de actuar de manera contundente ante el cambio climático imponen una nacionalización que el presidente, Emmanuel Macron, ya había avanzado durante la campaña electoral, ha justificado su jefa de Gobierno.
“Necesitamos tener el control pleno de nuestra producción de electricidad y de su rendimiento”, ha subrayado Borne ante los diputados. Por eso, ha agregado, ”les confirmo la intención del Estado de hacerse con el 100% del capital de EDF”.
Según la primera ministra, resulta clave “garantizar nuestra soberanía ante las consecuencias de la guerra y los desafíos colosales que se avecinan”. Y eso hace que se deban “tomar decisiones que, en estos mismos bancos, otros tomaron antes que nosotros, en un periodo de la historia en el que el país también debía ganar la batalla de la energía y de la producción”, ha recordado.
Diecisiete años después de abrir su capital y salir a bolsa, a finales de 2005, la compañía sigue estando ampliamente en manos del Estado, que actualmente controla el 83,88 por ciento de los títulos de la eléctrica. Los asalariados tienen un 1% y los accionistas institucionales e individuales el 15% restante, según la Agencia France Presse. Tras conocerse la noticia, las acciones de la compañía llegaron a subir más de un 15% en la Bolsa de París.
La decisión de renacionalizar EDF no ha sido una sorpresa total. Durante la campaña para su reelección, en abril, Macron defendió la nacionalización de la compañía para reforzar la independencia energética francesa y su ambición de cero emisiones mediante la construcción de nuevas plantas nucleares.
Además, no es ningún secreto que EDF atraviesa fuertes aprietos financieros. Un problema de corrosión afecta a una parte nada desdeñable de sus reactores nucleares —12 de 56—, lo que ha obligado a la empresa este año a revisar en varias ocasiones sus objetivos de producción. La situación empeoró con la decisión del Gobierno de establecer un escudo tarifario para los consumidores franceses y evitar así una explosión de los precios de la energía y, con ello, de la inflación, que Borne ha recordado hoy que sigue siendo “la más baja de la eurozona”. Pero lo que se ahorran los consumidores y los pequeños empresarios, a los que el Gobierno prometió en enero que su factura eléctrica no subiría más de 4% en todo 2022, le cuesta lo suyo a EDF, que se ha visto obligada a aprovisionar a los proveedores alternativos franceses electricidad nuclear a precios mucho más bajos que los que marca el mercado.
A ello se une que la compañía energética gala ha sufrido varios reveses, como el enorme retraso, de más de diez años, en la construcción de su nuevo modelo de reactor, el EPR, que está instalando en la planta de Flamanville, y cuyo precio se ha cuadruplicado en este tiempo.
La renacionalización “permitirá a EDF reforzar su capacidad para completar, lo más rápido posible, los proyectos ambiciosos e indispensables para nuestro futuro energético”, ha confiado Borne.
Más allá de recuperar el control total de EDF, la primera ministra ha insistido en la necesidad de hacer reformas profundas con miras a combatir el cambio climático. “Seremos la primera gran nación ecológica en salir de los combustibles fósiles”, ha prometido.
Pero la situación geopolítica, además de la medioambiental, requiere también esfuerzos de todos para “consumir menos”, ha recalcado.
“Aunque nuestro país es menos dependiente del gas ruso que nuestros vecinos, no podemos creer ni hacer creer que seremos inmunes a las decisiones unilaterales de Rusia. Si Rusia cortara sus exportaciones de gas, también nos veríamos afectados”, ha recordado, a la par que ha advertido de que ello requerirá “prever todos los escenarios concretos, incluso los más difíciles, y compartir sus consecuencias con los actores y los franceses”. “Podemos aguantar, pero todos deberemos poner de nuestra parte”, ha conminado.
Durante su discurso, Borne ha afirmado que la transición energética francesa se basará en dos ejes. “Para dejar atrás el carbono, adoptaremos un mix energético equilibrado alrededor de las energías renovables y de la nuclear. Aceleraremos el despliegue de energías renovables e invertiremos en la nuclear con la construcción de nuevos reactores e innovaciones para la energía nuclear del futuro”. También llamó a los franceses a no caer en el derroche energético. “Debemos evitar todo consumo innecesario en el ámbito de la vivienda”, pidió.
El anuncio de la primera ministra coincide con el apoyo del Parlamento Europeo, este mismo miércoles, a que tanto el gas como la nuclear sean consideradas energías verdes, una decisión que ha desatado controversia, pero que permitiría a ambas energías contar con una etiqueta verde gracias a la cual pueden atraer inversiones multimillonarias.