La coordinadora de la Mesa de Diálogo por las periferias se refirió en la 99.9 a la situación en el predio de disposición final de residuos y señaló que se debe abordar la problemática social.
Hace una semana, los concejales y asesores visitaron el Predio de Disposición Final de Residuos en el marco del tratamiento del pliego de licitación que se está trabajando.
Desde la Mesa de Diálogo por las periferias que trabaja articuladamente con el Obispado de Mar del Plata, la coordinadora de la misma, Ana Laura Vulcano señaló a través de la 99.9 que hay mucha gente que trabaja en torno a lo que se conoce habitualmente como basural: “es una situación dolorosa que con el tiempo había tenido cierta mejoría. Ya no están esas montañas dentro del basural que había antes y se hicieron algunas reformas, pero la situación no es buena para la gente que trabaja allí. Es muchísima la gente que va, muchos lo hacen todos los días y otros pasan una vez por semana. Son entre 700 o 1000 personas las que viven de alguna manera relacionadas al basural”.
Lo que están indicando es que ahora el municipio tiene la oportunidad de hacer algo concreto con todas esas personas y también con los que viven en zonas periféricas de la ciudad: “nosotros creemos que es una oportunidad para el estado de revertir la situación de estas personas, la licitación es una oportunidad. No discutiremos nada del pliego pero creemos que se requiere una mejora radical con un proyecto social apropiado”.
Para Vulcano el análisis debería ser más amplio e ir más allá de la solución de un problema puntual en el predio: “el basural es una muestra de todo lo que pasa en la periferia de la ciudad, la pobreza es muy complicada. Si nos detenemos en el basural, solucionar el tema, no cambia la situación de la pobreza. Es una oportunidad para tener una mirada más amplia de las posibilidades que se le puede dar a hombres y mujeres de la periferia de Mar del Plata”.
Por último, también analizó como a lo largo de los años hay personas que nunca pudieron salir de esa tarea de recuperadores y criticó la forma en la que se abordan algunas situaciones: “no romantizamos la pobreza, no creemos que todos los pobres son buenos. Parto del lugar de las posibilidades que tuvieron algunos en la vida y que otros no han tenido. A veces creemos que estamos dando oportunidades, pero no pensamos en las oportunidades que los demás necesitan. Hacemos un taller de costura pensando que estamos dando una solución, pero no les preguntamos a las mujeres si quieren coser”.