Gina Cárdenas, de 25 años, asesinó a puñaladas a Alejandro Ramón Báez, de 26. Él no la dejaba irse de la casa y la amenazó con un cuchillo estando embarazada. Sus vecinos confirmaron lo sucedido en el juicio, pero el fiscal consideró que no fue legítima defensa. Organismos de DDHH y organizaciones feministas pidieron la absolución.
Gina Cárdenas, la mujer que mató a su pareja tras haber sufrido amenazas mientras estaba embarazada, fue condenada a prisión perpetua este viernes en Ushuaia, Tierra del Fuego.
El fiscal había pedido que se le aplique la pena mínima de ocho años por considerar que era víctima de violencia de género, pero desestimó que fuera en defensa propia.
El hecho ocurrió en noviembre de 2021. El hombre la había encerrado en una habitación porque se quería ir del hogar debido al hostigamiento que sufría. Él tenía un cuchillo y ella se defendió. Así lo confirmaron sus vecinos en el juicio.
Tras el veredicto, organismos de derechos humanos y del colectivo feminista piden la absolución de Gina, de 25 años.
La condena a prisión perpetua a Gina Cárdenas
El veredicto condenatorio dictado este viernes por la tarde por los jueces Alejandro Pagano Zavalía, Maximiliano García Arpón y Rodolfo Bembihy Videla fue aún más severo que el requerimiento del fiscal Eduardo Urquiza.
Urquiza había pedido ocho años de prisión para Gina, el mínimo previsto para el delito de homicidio. El fiscal consideró que, si bien no hubo legítima defensa, existieron circunstancias extraordinarias de atenuación debido a la violencia -no física- que su expareja, Alejandro Ramón Báez, de 26 años, ejercía sobre ella.
Para Urquiza durante las audiencias quedó probado que Cárdenas apuñaló y mató a Báez durante una discusión, por lo que pidió que sea condenada por “homicidio agravado por el vínculo”.
De acuerdo al representante del Ministerio Público, si bien existía un historial de violencia de género donde la mujer era la víctima, “no existe en el expediente ninguna prueba de que esa violencia haya sido física”. Es por este motivo que “no puede prosperar la hipótesis de una legítima defensa”.
La defensa de Gina Cárdenas
Por su parte, el jefe de Defensores Públicos de Ushuaia, Gustavo Ariznabarreta, insistió en su alegato que su asistida debía ser absuelta por haber actuado en el marco de la “legítima defensa” de ella y de su hijo por nacer, ya que estaba embarazada al momento del hecho.
Asimismo, alegó que el homicidio debía ser evaluado en el contexto de una situación de violencia que venía de arrastre, sumada a la historia personal de la acusada que vivió gran parte de su vida en hogares sociales y sus relaciones de pareja anteriores que también estuvieron signadas por la violencia.
El defensor pidió ponerse en el lugar de alguien con esa historia, que “en el contexto de una situación de violencia de género se encuentra embarazada, encerrada a la fuerza en una habitación porque su pareja no la dejaba irse y se había apropiado del único dinero que tenía y que además se presenta exaltado con un cuchillo en la mano y la toma del cuello”.
Qué dijo Gina Cárdenas en el juicio
Gina, que al momento del crimen cruzaba un embarazo, relató que el día del hecho Báez se enojó con ella luego de revisar su celular y descubrir mensajes que se había enviado con un amigo.
A raíz de eso discutieron, ella decidió hacerse un bolso, marcharse del lugar e incluso dar por finalizada la relación entre ambos. La mujer explicó que no podía hacerlo porque él se apropio de su billetera donde tenía el sueldo que había cobrado ese día.
Cárdenas describió que su pareja era “muy celoso y posesivo” y mencionó que la había golpeado en oportunidades anteriores. También, según contó, solía decirle que era “su dueño” porque le pagaba el alquiler de la habitación.
Según su relato en la instrucción, el hombre regresó a la pieza con un cuchillo y se abalanzó sobre ella pidiéndole que lo lastimara e, incluso, se “apoyó el cuchillo en el tórax” hasta que por su propio peso terminó clavándoselo, mientras ella le gritaba “no te quiero lastimar”.