Unos 110 mineros se encontraban en el pozo siniestrado del norte del país en el momento del suceso.
Al menos 40 personas han muerto tras una explosión ocurrida en la noche del viernes en una mina de carbón en Amasra, en la provincia de Bartin, en el norte de Turquía. Unos 110 mineros se encontraban en la zona en el momento de la explosión, casi la mitad de ellos a más de 300 metros de profundidad, según las autoridades locales. Decenas de quienes quedaron atrapados han sido rescatados o consiguieron salir por sus propios medios, mientras continúan los trabajos en el pozo en busca de mineros que aún puedan quedar atrapados, pues se sabe al menos de uno que está desaparecido, y para enfriar los túneles.
“Hemos alcanzado los 40 mártires. Pese al fuego, los equipos de rescate lograron con gran sacrificio sacar a otros 40 mineros”, confirmó el titular de Interior, Süleyman Soylu, en una rueda de prensa junto a otros dos ministros que se desplazaron al lugar del siniestro. El ministro explicó que de una persona se desconoce el paradero. “Once heridos siguen ingresados, de los cuales uno está grave y cuatro en cuidados intensivos”, afirmó el titular de Sanidad, Fahrettin Koca.
El hundimiento de la mina se produjo en la tarde del viernes por una explosión de grisú, según el ministro de Energía turco, Fatih Dönmez. “Hay varios derrumbes parciales”, explicó Dönmez. La explosión produjo un incendio en el interior de la mina, que se prolongó durante horas. “No sabemos nada. Había polvo y humo, no pudimos ver qué pasó. Yo salí por mis propios medios. Los que estábamos algo alejados solo sentimos la presión de la explosión, pero no pudimos ver nada”, narró a la cadena NTV un minero que logró salir del pozo antes de que llegaran los equipos de rescate.
La explosión se produjo a unos 300 metros bajo tierra, una profundidad bajo la que se encontraban cerca de 50 mineros. Decenas de efectivos de AFAD [organismo de emergencias y desastres] y otros cuerpos de protección civil fueron desplazados al pozo para participar en las difíciles tareas de rescate. “Dentro la situación es terrible, solo podemos llegar hasta un determinado lugar. Hemos rescatado a algunos compañeros y los hemos traído”, dijo un rescatador citado por la prensa local.
Fuera, decenas de familiares y compañeros se concentraron en la entrada de la mina en una espera angustiosa que se prolongó durante toda la noche. “Han transcurrido 12 horas, pero parece que hayan transcurrido 12 años. No puedo soportar pisar sobre este suelo, porque bajo el suelo que piso hay vidas enterradas y no puedo hacer nada por ellas”, dijo un compañero de un minero citado por el diario digital Gazete Duvar. “¡Tres nietos, tres de mis nietos están dentro! ¡Rescaten a mis criaturas!”, exclamaba entre llantos una anciana entrevistada por la cadena Habertürk. A su lado, y en estado de shock, otra mujer pedía noticias de su marido: “He dejado a mis tres niños en casa, ¡ayúdennos! No sabemos nada, no nos dicen nada. ¡Vamos a morir!”.
Turquía sufre con cierta frecuencia graves accidentes en las minas de carbón, que los sindicatos achacan a las escasas medidas de seguridad en un sector donde las empresas habitualmente se saltan las regulaciones. Desde 2010, más de un millar de personas han fallecido en accidentes mineros. El mayor desastre ocurrió en mayo de 2014 en un pozo de Soma, en la provincia occidental de Manisa, cuando murieron 301 mineros por un incendio causado por una explosión eléctrica. En este caso también hay denuncias de mala praxis por parte de la empresa que dirige la explotación, el organismo público TTK. El diputado opositor, Deniz Yavuzyilmaz, publicó en Twitter la página de un informe del Tribunal de Cuentas en el que se advertía de que los pozos de la mina de Amasra habían alcanzado los 300 metros, una profundidad a la que se hacen más comunes las filtraciones de grisú, por lo que exigía a la dirección “extremo cuidado” y tomar las medidas adecuadas para evitar accidentes.
Las autoridades turcas han asegurado que este informe ha sido sacado de contexto y que se ha enviado a cuatro inspectores bajo las órdenes de la Fiscalía para investigar las razones del accidente. La Dirección General de Seguridad también ha anunciado que se han iniciado investigaciones contra 12 usuarios de redes sociales que, en relación con el accidente, habían publicado contenido que el Gobierno considera que disturba la paz social. La Dirección de Comunicaciones de la Presidencia turca ha pedido que solo se comparta información de organismos oficiales.