Una ley deja atrás su tradicional sistema de cálculo de la “edad coreana!”, que les otorga un año desde el momento del nacimiento.
Corea del Sur aprobó una ley que elimina el método tradicional de contar la edad y adopta el estándar internacional, un cambio que hará que sus ciudadanos sean más jóvenes en los documentos oficiales.
Los surcoreanos se restarán en 2023 un año o incluso dos gracias a la nueva ley. El sistema actual, conocido ampliamente como “edad coreana”, otorga un año de edad a las personas en el nacimiento y luego va sumando años cada 1 de enero, en vez de hacerlo en la fecha de su cumpleaños.
Pero el jueves, la Asamblea Nacional del país aprobó una serie de leyes que exige el uso del sistema de recuento de edad internacional en los documentos oficiales. Estos cambios se implementarán en junio.
La decisión se tomó para “solucionar la confusión social causada por el uso mezclado de los cálculos de edad”, dijo la Asamblea Nacional en un comunicado.
Otro método de cálculo para fumar o beber
Además del sistema tradicional, el país también emplea otro método para determinar la edad legal para fumar o beber que atribuye cero años de edad a los recién nacidos y luego suma uno cada 1 de enero.
Desde los 1960, algunos registros médicos y legales también usan el estándar internacional.
Esto implica que, por ejemplo, el 9 de diciembre de 2022, una persona nacida el 31 de diciembre de 1992 tiene 29 años en el sistema internacional, 30 años en el método coreano para beber y 31 años de “edad coreana”.
Problemas administrativos y sociales
El presidente Yoon Suk-yeol promovió este cambio por los problemas administrativos y sociales que ocasiona esta disparidad de métodos de recuento.
Para algunos surcoreanos era motivo obvio de alegría: “Me vuelvo dos años más joven, soy tan feliz”, decía un usuario en Twitter. “Cumplí dos años poco después de nacer porque nací en diciembre. Finalmente, estoy a punto de recuperar mi edad real”, añadió.
Jeong Da-eun, oficinista de 29 años, está contenta con el cambio, ya que siempre ha tenido que pensárselo dos veces cuando le preguntaban su edad en el extranjero. “Recuerdo que los extranjeros me miraban desconcertados porque tardaba mucho en responderles mi edad”.
“¿A quién no le gustaría tener uno o dos años menos?”, añadió.