El consultor habló en la 99.9 analizando lo que dejó el título mundial obtenido por la Selección Argentina de Fútbol de acuerdo al trabajo que realizaron y también dejó su opinión sobre los incidentes registrados en la recepción al plantel y cuerpo técnico.
Luego de la celebración del título mundial, hubo una extraña sensación de festejo opacado por algunos pocos. Sin embargo, esa emoción genuina por ver a los campeones, no se puede borrar fácilmente de las retinas con imágenes tan increíbles como las de ayer.
El consultor Federico González, realizó un trabajo sobre la repercusión en la gente de este título mundial y comentó sus conclusiones a través de la 99.9: “el resultado que obtuvimos fue contundente respecto de la necesidad que tiene la sociedad argentina de adjetivar este triunfo con los mejores elogios. No hubo referencias de indiferencia o rechazo que fueran significativas. Es una postal clara que revela la magnitud del sentimiento ciudadano que se ve reflejado en las calles”.
Los hechos de violencia que se dieron en el marco de un festejo y todo lo que rodeó a esa jornada tan particular vivida en la zona del Obelisco ayer, tiene que ser observada con un baño de realidad: “sería injusto quedarse con el detalle de lo que empañó la fiesta al final, los marginales que de alguna manera siempre tienen una actitud destructiva. Hay algo paradójico, hay una necesidad de algunos sectores de expresar los sentimientos positivos con palabras agresivas. Está tan internalizadas que inunda el lenguaje efectivo”.
La actuación policial también es un hecho que no pasa desapercibido porque cuando interviene hay un ataque hacia la fuerza y cuando no lo hacen, también: “siempre la palabra represión en los cronistas tiene sensación de gravedad, de algo que no debería ocurrir. Lo paradójico es que cuando ocurren los hechos y no hay policías, todos se preguntan donde está la policía”.
Lo cierto es que falló también el control de seguridad sobre el traslado de la Selección Argentina en un punto donde las consecuencias, podrían haber sido mucho más graves: “todo lo que pasó ayer tenía un final anunciado, hubo bastante suerte que la cosa no pasó a mayores. Había ciertas condiciones para que terminara realmente muy mal. Fue una ínfima minoría contra una mayoría que realmente salió con un espíritu positivo y festivo. El final de fiesta dejó un sabor amargo”.