El profesor de la Facultad de Agronomía e investigador principal de CONICET habló sobre la investigación que están desarrollando y que es realmente innovadora.
La ciencia argentina siempre aporta innovación en campos realmente revolucionarios. Eso sucede con los xenoimplantes donde ha avanzado notablemente la investigación para, potencialmente, utilizar órganos de cerdo para trasplante en humanos.
Quien encabeza ese trabajo es el profesor de la Facultad de Agronomía e investigador principal de CONICET, Daniel Salamone que habló sobre el proyecto en la 99.9: “se inició en 1992 que Favaloro nos convocó para discutir la posibilidad porque decíamos que podíamos de crear animales transgénicos, pero no teníamos las herramientas tecnológicas”.
El uso de esas tecnologías que buscaban para desarrollar la investigación llegaría años después: “para lograr esto hay que ir a un gen en particular e inactivarlo. Era muy compleja la tecnología previa, un sistema de edición génica. Cuando finalmente apareció, hicimos unos ensayos inicialmente en bovinos para eliminar el gen de la Vaca Loca y lo logramos. Estábamos en términos por lo que presentamos un proyecto que hasta el 2018 lo realizamos. Se nos acabo el dinero y estábamos muy mal cuando, durante la pandemia, hay una aceleradora de origen privado que hace una inversión importante para desarrollar el proyecto. Se creó una startup y pudimos trabajar mejor”, agregó.
Saben que todavía, de todos modos, hay un largo camino por recorrer porque la propia investigación tiene distintas aristas: “nosotros no vamos a utilizar a estos animales sino a los hijos de los hijos. Tendríamos dos modificaciones una con certeza en todos los tejidos, pero estábamos trabajando con tres modificaciones por lo que trataremos de originarlas para eliminar genes que son dañinos y no afectan la vida del cerdo, pero generaran rechazo en un humano”.
No sólo piensan en suprimir ciertos genes, sino también planean la posibilidad de introducirlos aunque reconoció que sería mucho más difícil: “otra de las cuestiones que tenemos pensadas es introducir modificaciones que favorezcan, introducir nueva información que tiene aspectos regulatorios más complejos. Sabemos que es un emprendimiento sustentable. Ya hubo ensayos clínicos en Estados Unidos para personas que necesitan trasplantes de piel. Hay otras tecnología apuntada a la diabetes donde podríamos aportar lo nuestro”.