La UE castigará el sector tecnológico y militar de Rusia en su décimo paquete de sanciones

Bruselas propone por primera vez actuar contra la Guardia Revolucionaria de Irán por su apoyo a Moscú en la guerra contra Ucrania.

La Unión Europea debate ya el décimo paquete de sanciones contra Rusia en respuesta a la invasión de Ucrania. Su objetivo, esta vez, actuar contra la industria tecnológica y militar rusa para limitar su capacidad productiva, tal y como el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, pidió a los Veintisiete, y minar el apoyo que le presta Irán mediante el envío de drones y otros equipamientos. “Desde hace casi un año, la guerra de agresión de Rusia ha sembrado murete y destrucción, Putin no solo libra una guerra brutal en el campo de batalla sino que ataca agresivamente a los civiles. El agresor debe pagar por esto”, ha defendido la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante el debate celebrado esta mañana en el Parlamento Europeo sobre el aniversario de la invasión.

Bruselas ha enviado hoy a las capitales de los Veintisiete su propuesta de sanciones con vistas a que sea aprobado por el Consejo, como tarde, el próximo 24 de febrero, cuando se cumpla un año del comienzo de la guerra. Como todas, debe ser aprobada por unanimidad; aunque ha sido cada vez más difícil, en especial cuando se han tomado decisiones en el terreno energético, hasta ahora la UE ha conseguido mantenerse unida y sacar adelante todas las propuestas.

En el terreno económico, proponen nuevas prohibiciones a la exportación valoradas en más de 11.000 millones de euros con el fin de “privar a la economía rusa de tecnología crítica y bienes industriales”, en especial aquellos que no puede sustituir importando de terceros países, por ejemplo electrónica, vehículos especializados y recambios para maquinaria, camiones y aviones, además de grúas y antenas. También se restringirá las exportaciones de bienes de uso dual, civil y militar, y tecnología avanzada.

En concreto, la propuesta de sanciones presentada por Von der Leyen y el Servicio de Acción Exterior de la UE que dirige Josep Borrell plantea controlar las exportaciones de 47 nuevos componentes electrónicos que pueden ser utilizados para armas como misiles, drones y helicópteros. “Con esto, habremos prohibido todos los productos tecnológicos que se encuentran en el campo de batalla y nos aseguraremos de que no encuentran otra forma de conseguirlos”, afirma la presidenta de la Comisión.

Para ello, por primera vez, Bruselas propone aplicar a la Guardia Revolucionaria de Irán y media docena más de entidades de este país las mismas sanciones que se aplicarán a Rusia respecto a tecnologías sensibles o de doble uso. “Esto debería ser una fuerte disuasión para otras compañías o intermediarios internacionales”, sostiene la presidenta de la Comisión Europea, que ha insistido en que “los drones iraníes matan civiles ucranianos”. De nuevo, el décimo paquete de sanciones pretende asfixiar la “máquina de propaganda rusa” mediante la inclusión en la lista de personas sancionadas a nuevas figuras identificadas con la difusión de “mentiras tóxicas para polarizar nuestras sociedades”.

Las sanciones contra Rusia desde el comienzo de la guerra son las medidas restrictivas jamás adoptadas por la UE contra un país tercero. Para asegurarse de que se aplican correctamente, Bruselas quiere obligar a los bancos a hacer pública la lista de activos financieros rusos que han congelado, una medida “crucial de cara al posible uso de activos rusos para financiar la reconstrucción de Ucrania”, ha recalcado Von der Leyen. El encaje jurídico de esta medida es complicado -por ahora, lo único que se plantea es hacer inversiones en los mercados con esos fondos y recaudar los beneficios- pero el Consejo Europeo ha pedido a la CE que presente propuestas y localice los activos congelados del Banco Central ruso.

Durante el mismo debate parlamentario, Borrell ha defendido la eficacia de las sanciones europeas contra Rusia y las ha comparado con el arsénico. “Las sanciones son un veneno de acción lenta como el que está hecho en base a arsénico. Tardan en producir sus efectos, pero lo hacen y lo hacen de una forma irreversible”. Aunque “la economía rusa no ha colapsado”, “las cosas están cambiando”, gracias a las sanciones y en particular al tope al precio del petróleo ruso pactado por el G7 y la UE, ha enfatizado el alto representante de Política Exterior europeo. La tasa de crecimiento del PIB ruso no es la que preveía Moscú, en enero los ingresos rusos por hidrocarburos se han reducido en un 46% respecto al año anterior y el déficit público es 14 veces más alto que antes de la guerra, argumentó.

Sobre el terreno, “la guerra se va a decidir esta primavera”, insistió Borrell, que pidió “a todos los países europeos que disponen de carros de combate modernos y eficaces que están acumulando polvo en sus cuarteles y que no sirven para nada”.