Augurios. En la cena que organiza la Fundación Global -nada de think tank-, estuvo el economista y presentador televisivo Tomás Bulat. Divirtió -tiene futuro en el stand up- al tiempo que dio datos. Aseveró que la corrección cambiaria que habría que hacer tiene una fórmula: “Por cada tres años que los argentinos van a Miami, vienen cinco a Mar del Plata”. Sostuvo con gráficos que la principal fuente de recaudación del Estado son los salarios en blanco, y que la soja representa apenas seis horas anuales de la tarea recaudatoria de la AFIP. La platea poco cristinista festejó a lo grande. ¿Qué será lo divertido?
No era necesario I. Así dijo el director de N&P, pero el staff tiene que decir lo suyo. Ante la misiva insultante que la ex defensora adjunta del Pueblo Mónica Felices le enviara al director de este medio, hace falta dejar perfectamente aclaradas algunas cuestiones que hacen al trabajo y la ética periodística. Nunca este medio planteó cuestiones sobre la señora que fuesen del ámbito de lo personal o familiar. El juego de palabras con su apellido Felices -citada de habitual como “(in)Felices”, adjetivaba a una persona con actuación en lo público que de ordinario se mostraba disgustada, tensa, en ocasiones literalmente injuriosa con otros. Nada más. Pero el disgusto le ha dado a la señora para tratar a José Luis Jacobo de mercenario sin ningún crédito, de poco valiente incluso hasta para vender su opinión.
No era necesario II. Hagamos historia, dijeron los patriotas homónimos de doña Mónica. Mónica Felices de Mayo ingresó a la vida pública desde su relación con un prestamista para el que conseguía clientes, mecanismo que llevó a la ruina económica a más de una familia municipal. Ese recorrer los pasillos la llevó a relacionarse con el ex alcahuete de la Dirección de Inteligencia de la Provincia (DIPBA) con pretensiones de periodista Carlos Radicci, un especialista en sacarles plata a concejales y aspirantes a la fama pública de la ciudad. En ese transitar también tejió alianza con otro endeudado serial, Gustavo Arnaldo Pulti. Así las cosas, es fácil comprender por qué Felices está convencida, y así lo expresa en su carta, de que si alguien paga avisos, se habla bien de él, y si no los paga, es criticado.
No era necesario III. Mónica Felices de Mayo formó parte de un grupo que usó el cargo de esta dama de extramuros para armar causas penales revelando supuestos delitos en la administración municipal. El grupo lo integraban Felices desde la Defensoría del Pueblo, el sempiterno concejal Héctor Rosso y el ex fiscal Pablo Poggetto. La señora habla de honor familiar, por lo que sería entonces oportuno que los afectados por las denuncias de este grupo operativo hablaran del daño que Felices y sus compañeros de ruta les propinaron a ellos. Frente esa conducta, (in) Felices es menos que una cita tonta en una columna de humor.