El Parlamento Europeoha votado este miércoles a favor de garantizar que una larga lista de productos que entren en el mercado europeo estén libres de deforestación, lo que supone un gran paso adelante en la lucha contra la destrucción medioambiental.
Las empresas tendrán que demostrar que lo que venden no tiene ningún vínculo con la deforestación desde el año 2021, tanto en Europa como en el resto del mundo. La lista incluye aceite de palma, café, soja, madera, ganado, cacao, caucho, carbón vegetal y papel impreso, así como productos derivados, como carne de vacuno, muebles o chocolate.
El eurodiputado Christophe Hansen, encargado de redactar el informe para la nueva ley, ha asegurado que las nuevas normas suponen un logro significativo en la lucha contra el cambio climático. “Estamos perdiendo cada año alrededor de 10 millones de hectáreas de bosques en todo el mundo y este instrumento va a frenar eso, al menos nuestra parte de complicidad en esa deforestación”, ha asegurado el eurodiputado del Partido Popular Europeo. “Nuestras estanterías están actualmente llenas de chocolate, café, productos de soja… que contribuyen masivamente a la destrucción de los bosques. Alrededor del 10% de estos 10 millones [de hectáreas que se destruyen] anualmente” ha dicho el eurodiputado luxemburgués en una entrevista con Euronews.
“Y con esto, ahora vemos que todos los productos que se obtengan en las superficies que han sido deforestadas después del 31 de diciembre de 2020 ya no podrán entrar en el mercado interior europeo. Creo que es un gran paso en la lucha contra el cambio climático y, también, contra la pérdida global de biodiversidad”, ha defendido.
Sin embargo, muchos productos no están incluidos en la lista, algo que, según Hansen, podría cambiar en el futuro. “Desde el Parlamento hemos estado presionando para ser cada vez más ambiciosos. Queríamos ampliar el ámbito territorial a otras tierras boscosas. Esto no ha funcionado, pero tenemos una cláusula de revisión al cabo de un año para acabar incluyéndolo”, ha explicado.
“En segundo lugar, tenemos una cláusula de revisión después de dos años en la que podríamos incluir productos adicionales, como el maíz, pero también el etanol, por ejemplo, el bioetanol que se produce a partir de la caña de azúcar”, ha dicho Hansem. “Estos productos están en nuestro radar y la Comisión Europea tiene que evaluarlos. Tiene sentido incluirlos. Así que creo que necesitamos una normativa que sea aplicable en primer lugar y que luego, con el tiempo, se pueda reforzar una vez que esté en marcha“, ha detallado el político.
Las empresas tendrán que facilitar información a las autoridades europeas, como las coordenadas de geolocalización, a partir de las cuales se podrán evaluar las imágenes por satélite de la zona para detectar cualquier posible degradación forestal o deforestación. Si incumplen las normas, las empresas podrán ser multadas.
Los críticos argumentan que las nuevas medidas encarecerán el coste de los productos, pero para la eurodiputada de Los Verdes, Marie Toussaint, esta subida de precios sólo se produciría a corto plazo.“Lo que intentamos es empujar una economía hacia otro modelo de economía, una economía en la que destruimos el planeta, en la que destruimos también las condiciones de vida de un cierto número de personas, hacia una economía en la que sí respetamos la naturaleza y a las personas”, ha defendido Toussaint en una entrevista con Euronews.
“Y esto puede tener, por supuesto, un precio que al principio noten los consumidores. Pero en muy poco tiempo, esto cambiaría cómo está estructurada la economía y entonces el precio no sería tan alto para la gente. Sólo sería de alguna manera una transición, un cambio hacia otro modelo”, ha asegurado Toussaint.
La protección de los derechos de los pueblos indígenas es otro requisito para los productos que entren en el mercado de la UE.
Una vez que las normas entren en vigor, las empresas y los comerciantes tendrán 18 meses para aplicarlas, y las empresas más pequeñas dispondrán de más tiempo.
Según los datos del Parlamento Europeo, la Unión Europea ha sido la causante del 10% de la deforestación a nivel mundial, tanto de forma directa como indirecta. En esos 30 años se ha destruído un terreno mayor que el que ocupa la Unión Europea.