India despliega el ejército en Manipur por las refriegas entre hindúes y cristianos

Al menos 11 muertos y veinte mil desplazados por los disturbios e incendios para impedir cambios legales.

El ejército patrulla desde el jueves las calles de Manipur, uno de los estados más pequeños y convulsos de India. Al menos once personas han muerto en los disturbios y otras veinte mil han tenido que ser alojadas en campamentos militares. Entre las decenas de heridos hay por lo menos dos diputados locales, que estuvieron a punto de ser linchados.

El origen inmediato de la violencia está en las manifestaciones de tribus cristianizadas de las colinas contra nuevos privilegios para los meitei, la tribu conversa al hinduismo que domina el valle central de Manipur, donde está la capital, Imphal.

Manipur es el único de los pequeños estados de población mongoloide del nordeste de India donde los hindúes constituyen una ligerísima mayoría. Por lo menos en el último censo, de hace doce años. Sin embargo, este 51% de la población ocupa apenas el 10% del territorio, ampliamente urbanizado. Mientras tanto, las aireadas colinas del norte están habitadas por las tribus nagas y las del sur por los kukis (llamados chin en Birmania y mizos en el estado indio de Mizoram).

Para detener la violencia, este viernes han llegado más fuerzas federales de intervención rápida y se han consolidado tres campamentos para acoger a desplazados internos. “Hay más de cien columnas trabajando incansablemente para restaurar la ley y el orden”, se ha señalado desde el ejército. Asimismo, internet ha sido suspendido en el estado para frenar la propagación de rumores. Previamente, activistas locales han mostrado fotos de pueblos enteros incendiados. Vehículos, casas, comercios, iglesias y templos han sido pasto de las llamas.

El jefe de gobierno de Manipur, Nongthombam Biren Singh, habla de “un malentendido” y ha dicho que prestará oídos a las aprensiones de todas las partes, por lo que ha pedido calma “para evitar más pérdidas de vidas humanas”. Singh, un meitei, milita en en el BJP del primer ministro Narendra Modi.

Dicho partido tiene su razón de ser en el supremacismo hindú, por lo que está tentado en dar satisfacción a las reclamaciones maximalistas de los hindúes del antiguo principado de Manipur. También la judicatura india, por su naturaleza, deberá ver con simpatía sus demandas. De hecho, hace quince días, el Tribunal Superior de Justicia de Manipur ya recomendó al gobierno que la estudiara. Los efectos secundarios eran de prever y es difícil que hayan cogido por sorpresa al partido de Narendra Modi y Amit Shah -su mano derecha- altamente especializado en convertir la tensión social en votos.

Manipur es un estado en el que acostumbra a gobernar el mismo partido que en Nueva Delhi, para asegurar “el doble motor”, según los partidos locales. O dicho de otro modo, para garantizar las transferencias de dinero, en un estado minado por grupos insurgentes, tanto meiteis, como nagas y kukis. La violencia política ha provocado 2.163 muertos en Manipur en las dos últimas décadas, aunque se ha reducido a un goteo en los últimos años.

Que la manifestación del miércoles haya degenerado en quema de propiedades, muertos y heridos no se entendería sin la intervención de estos elementos,que disponen de auténticos arsenales, algo que ha precipitado la intervención del ejército.

El norte de Manipur es, de hecho, la cuna de la tribu thangkul, que domina el NSCN-IM, el principal grupo insurgente naga, también en el vecino estado de Nagaland. Las protestas de esta semana, sin embargo, parecen lideradas por los kukis. el motivo suplementario para ello es la aplicación o recalificación del título de “reservas naturales” en áreas boscosas donde los kukis -tanto indios como birmanos- han levantado aldeas y pueblos en los últimos tiempos. Su desalojo forzoso ha alimentado la tensión, como lo ha hecho la reciente demolición de tres iglesias en Imphal, “por no tener permiso de construcción”.

Los meiteis se convirtieron al hinduismo a partir del siglo XVIII, casi dos siglos antes de que las demás tribus animistas se convirtieran al cristianismo, generalmente baptista. Unos y otros suman actualmente más de tres millones de manipuris.

Aunque los meiteis tienen fama de ser más educados, laboriosos y prósperos que sus vecinos -a los que miran con condescendencia- flirtean ahora con “rebajar” su estatus al de tribales, para competir por la discriminación positiva en dicha categoría, menos reñida que la de Otras Castas Atrasadas a la que pertenecen.

Se trata de un fenómeno corriente en la India democrática. Pero que en el nordeste de India cuenta con un aliciente añadido, ya que solo la población tribal puede adquirir tierras de propietarios “tribales”. Esta “intrusión” es lo que nagas y kukis dicen querer impedir.

La tierra, dicen, es lo último que les queda, en un estado en el que el poder lo ostenta los meitei, hasta ahora mayoritarios. Cuyo idioma, además, ejerce de lingua franca de las distintas comunidades -hay también un 8% de musulmanes nativos- y de lengua oficial, tanto en su original alfabeto propio como en el alfabeto bengalí.