Theodore “Ted” Kaczynski, el matemático graduado de Harvard que se retiró a una sórdida choza en los bosques de Montana y ejecutó una campaña de atentados con bomba durante 17 años que mataron a tres personas y lesionaron a 23 más, murió el sábado. Tenía 81 años.
Apodado el “Unabomber” por el FBI, Kaczynski murió en el centro médico de la prisión federal de Butner, Carolina del Norte, señaló a The Associated Press Kristie Breshears, vocera de la Oficina de Prisiones de Estados Unidos. Fue encontrado inconsciente en su celda la mañana del sábado y declarado muerto alrededor de las 8 a.m., agregó. De momento se desconoce la causa de su deceso.
Antes de su traslado a la instalación médica de la prisión, estuvo en la prisión federal Supermax en Florence, Colorado, desde mayo de 1998, cuando fue sentenciado a cuatro condenas perpetuas más 30 años por una campaña de violencia que provocó temor en las universidades de todo el país. Reconoció provocar 16 explosiones entre 1978 y 1995, que mutilaron permanentemente a varias de sus víctimas.
Antes de los ataques del 11 de septiembre de 2001 y los envíos de ántrax, las bombas caseras y mortales del “Unabomber” cambiaron la forma en que los estadounidenses enviaban paquetes y abordaban aviones, incluso prácticamente paralizaron los viajes aéreos en la costa occidental en julio de 1995.
Kaczynski obligó al periódico The Washington Post, junto con The New York Times, a tomar la agobiante decisión de publicar su manifiesto de 35.000 palabras, “La sociedad industrial y su futuro”, en el cual afirmaba que la sociedad moderna y la tecnología provocaban una sensación de impotencia y aislamiento.
Pero eso lo llevó a su ruina. Su hermano, David, y la esposa de este, Linda Patrik, reconocieron el tono del manifiesto e informaron al FBI, que llevaba años buscando al “Unabomber” en lo que ha sido la persecución más larga y costosa del país.
En abril de 1996, las autoridades lo encontraron en una cabaña de madera contrachapada y tela asfáltica de 3 por 4 metros (10 por 14 pies) en las afueras de Lincoln, Montana, repleta de revistas, un diario codificado, ingredientes para explosivos y dos bombas terminadas.
Como un escurridizo genio criminal, “Unabomber” logró tener simpatizantes y fue comparado con Daniel Boone, Edward Abbey y Henry David Thoreau.
Pero una vez que fue expuesto como el ermitaño con ojos desorbitados, con cabello y barba larga que soportaba los inviernos de Montana en una choza, muchas personas vieron a Kaczynski más como un patético solitario que un antihéroe romántico.