Se trata del Tronador II, que entrará en operaciones en 2029. Cómo va a funcionar y por qué es importante.
El mercado de soluciones y negocios aeroespaciales sigue creciendo en la Argentina. Recientemente, la empresa espacial argentina VENG confirmó que el lanzador Tronador II va a estar operativo en 2029, lo que permitirá poner en órbita satélites de entre 500 y 750 kg a una distancia de hasta 600 km de la Tierra. Así, se afianzará la posición del país como uno de los 10 países líderes en el negocio aeroespacial.
El proyecto incluye tanto al lanzador Tronador II-250 como a sus prototipos TII-70 y TII-150, cuya función es realizar las pruebas y ensayos de los motores que irán a bordo del vehículo final, para testear la tecnología. El lanzamiento será en el Centro Espacial Manuel Belgrano situado en Bahía Blanca. El desarrollo del Tronador II es parte del Proyecto Inyector Satelital Para Cargas Útiles Livianas de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae). El objetivo final es finalizar el desarrollo de una familia de vehículos lanzadores, lo que incluye Tronador III.
VENG es la empresa principal detrás del proyecto, trabajando junto con la Conae, pymes y universidades. Cabe destacar que el proyecto es de origen nacional.
El desarrollo se enmarca en el proyecto SARE, para construir una serie de satélites nacionales. “La idea es tener ventanas de lanzamiento para cuando sean necesarios, se está preparando para finales de la década. Pero se está pensando en armar, en los próximos años, lanzamientos para probar los proyectos del SARE. Tanto el Tronador como los satélites son proyectos de la Conae y VENG es el brazo ejecutor”, explica Marcos Actis, presidente del Directorio de VENG. Actis explica que, además del valor agregado para el desarrollo local, este proyecto también va a poder ser aprovechado por países vecinos de la región, para “lanzar nuevos negocios”.
Cómo es el nuevo lanzador argentino
En una primera instancia, el Tronador II-250 va a incluir tres motores y en una segunda instancia va a incorporar combustible en la forma de oxígeno líquido y kerosene.
El Tronador II, el primero en probarse, va a tener 70 cm de diámetro y unos 140 km de altura y servirá para probar el motor de la segunda etapa de vuelo de tres toneladas de empuje. Se busca ver cómo los equipos reaccionan a la microgravedad. Tendrá turbo-bombas para poder impulsar el oxígeno líquido y el kerosene hacia el motor en forma rápida y controlada. Por su parte, el Tronador II-150, de diámetro 1,5 m, permitirá poner a prueba el motor de primera etapa de 30 toneladas de empuje, también alimentado por turbo-bombas.
“Se va a ir probando hasta llegar a poder cargar 750 kg. Lo importante del desarrollo es salir a trabajar con cualquier cosa que necesitemos. No hay que esperar a desarrollar un satélite monolítico para esa causa especifica”, aclara Actis.
La fecha de finalización del proyecto es 2029, ya que se trata de un plan ambicioso y que tuvo que frenarse hace algunos años por el contexto macro del país y el mundo. “Son políticas de largo plazo, si en 2015 hubiésemos seguido con la inversión y con el desafío de tener un lanzador; hoy hablaríamos de los primeros vuelos. Volver a reactivar el proyecto -con pandemia mediante- hizo retrasar y uno lo ve lejos por ahí el 2029 ya que antes estaba previsto el 2024. Pero son de largo plazo y superan a los gobiernos de turno”, remarca el especialista.