En conjunto con un colega de Buenos Aires, descubrieron un mecanismo para potenciar la capacidad fecundadora de los espermatozoides. Hace más de un mes nació el primer bebé gracias a esta técnica y hay otros embarazos en curso.
Tras años de trabajo y con la patente ya en marcha, un investigador rosarino desarrolló, junto a un colega de Buenos Aires, una técnica que activa la capacidad de fecundar de los espermatozoides reproduciendo en el laboratorio el proceso que se da naturalmente en el tracto reproductivo de la mujer. Esta técnica de fertilidad, en caso de avanzar, posibilitaría acortar tiempos y costos para tener un embarazo mediante tratamientos de reproducción asistida. El primer bebé concebido gracias a este método, inédito en el mundo, nació el mes pasado y, ahora, avanzan en una nueva prueba piloto que contemplará a 40 parejas para continuar el escalado de la investigación. Además, hay dos embarazos que cursan el último trimestre y otros embarazos en curso.
El doctor en ciencias biológicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) Darío Krapf explicó que se trata de una técnica que se desarrolla en el laboratorio para que la clínica reproductiva acople el método a su procedimiento habitual.
La novedad es parte de una primera prueba que se realizó sobre diez parejas (con un historial de tratamientos de fecundación in vitro sin éxito y que recurrían a un nuevo tratamiento con óvulos de donantes), pero la idea es escalar a más pacientes para acelerar el proceso de patentamiento, que ya fue aprobado y está en marcha, que permita obtener los mecanismos regulatorios de la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA, por sus siglas en inglés), de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) y de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat). La patente ya fue enviada y corresponde al Conicet y la UNR.
En diálogo con La Capital, el científico, que forma parte del Instituto de Biología Molecular (IBR), explicó que el descubrimiento de este mecanismo, denominado HyperSperm, fue posible gracias al trabajo en conjunto con el investigador Mariano Buffone, del Instituto de Biología y Medicina Experimental (Ibyme), ambos dependientes del Conicet. Los dos son científicos repatriados en 2010 ya que ambos hicieron postdoctorados en Estados Unidos. “Nos conocimos en congresos y decidimos trabajar juntos. Así hicimos todos los desarrollos, potenciándonos, para terminar encontrando este mecanismo en conjunto”, manifestó Krapf.
La técnica
Ante la consulta, el investigador dijo que esta nueva posibilidad podría llegar a estar en el mercado dentro de tres años ya que todavía quedan algunas instancias por recorrer: “Para llegar al mercado necesitamos aumentar el número de casos, para pasar la etapa regulatoria. El paso que se logró es de suma importancia, pero no le resto interés a los pasos que faltan dar”.
En diálogo con LT8, comentó sobre la técnica: “Permite activar a los espermatozoides. Tomamos la mitad de los óvulos de la mujer y la mitad de la muestra de semen para hacer un procedimiento estándar, y con las otras mitades tratamos a los espermatozoides con el procedimiento que desarrollamos para comparar cómo funcionaba cada uno. Cuando se trabaja con pocos pacientes en las primeras pruebas se puede comparar muy bien el éxito del tratamiento”.
Al comparar los resultados, Krapf indicó que con la técnica desarrollada notaron un 63% más de embriones en comparación con la práctica estándar. La novedad reside en que uno de los primeros embriones que resultó de este procedimiento y que fue transferido a una paciente nació hace más de un mes en Buenos Aires, convirtiéndose en el primero en el mundo en ser concebido con esta técnica. Además, dijo que de la misma prueba piloto hay otros embarazos en curso, dos de ellos cursando el último trimestre.
El científico explicó que decidieron darle mayor importancia al rol del espermatozoide como figura clave para el desarrollo del embrión. Y manifestó que hace 20 años estudia los eventos moleculares que suceden con el espermatozoide tras la eyaculación: “Encontramos un evento clave para optimizar el funcionamiento del espermatozoide y estimularlo para que mejore el desarrollo embrionario y que fecunde mejor”.
Avances de la ciencia
El “cuello de botella” actual en la clínica reproductiva, según explicó, es la cantidad de embriones que se obtienen en cada fecundación. “La clave es mejorar el espermatozoide para potenciar el embrión”, detalló el científico, para sumar que la idea de esta posibilidad es que las parejas no tengan que arrancar nuevos ciclos en caso de que las transferencias de embriones no den los resultados deseados: “La posibilidad de tener mejores embriones y más cantidad asegura mayor cantidad de ciclos de transferencia uterina con embriones de mejor calidad, que otorgan mayor capacidad de implantación”.
Krapf destacó que en el momento en el que las investigaciones dan resultados hay “mucha euforia, aunque reconoció que la ciencia “es un camino de espinas más que de rosas”. Sin embargo, dijo: “Las felicidades se festejan mucho y son muy efímeras, porque pasó ese evento, que te trajo felicidad, y ya estás laburando para el siguiente paso. Y ya empezaste a chocar de nuevo contra distintas paredes”.
“La ciencia se va construyendo, uno se va planteando distintas preguntas y va intentando responderlas. La clave pasa por la calidad de las preguntas que uno se hace y por que algo no pase por delante de los ojos como algo sin importancia, porque puede servir para indagar un poquito más sobre algo”, aseguró Krapf, para concluir: “La ventaja de este mecanismo, creo, es que va a democratizar y favorecer el acceso a este tipo de técnicas”.