El invento que nació en un velero y está revolucionando la cosecha

Inspirada en los mástiles de fibra de carbono ultra livianos y resistentes de la náutica, una emprendedora creó nuevos cabezales para cosechar arroz, trigo, cebada y centeno. Adecoagro y Bioceres, entre otras, se unieron en esta innovación.

Era una tarde apacible de diciembre en medio del Rio de La Plata y el velero Augustus se desplazaba rumbo a Colonia. Ana Fernández Mouján se sentía atraída por ese mástil de fibra de carbono firme y resistente como el acero pero ultraliviano. Fue su momento eureka.

Se le ocurrió que podía replicar esas alta barra de fibra de carbono para sustituir los largos y pesados brazos de la maquinaria agrícola. Unió dos fábricas, King Marine experta en los mástiles náuticos y Caimán, dedicada a pulverizadoras para siembra.

Desarrollaron los prototipos y hubo cientos de ensayos a campo en los que verificaron que se extendía el ancho de labor con un mismo equipo. El entusiasmo fue creciendo a tal punto que Ana vivía una especie de espejismo. No pasó demasiado tiempo porque el coloso John Deere los descubrió y compró King Marine para llevar los barrales de fibra de carbono a las pulverizadoras que produce mundialmente.

Como emprendedora serial a la mente abarcadora de Ana se le ocurrieron soluciones para una agricultura sustentable. “Argentina lidera el proceso hacia una agricultura de menor huella de carbono. La siembra directa, el silo bolsa, las pulverizadoras automotrices livianas, son antecedentes de una agricultura con menor huella de carbono. Sin embargo, hay sistemas que no se modificaron en más de un siglo. Es el caso de la manera de cosechar. Allí apuntamos”, le dice a Clarín.

Así nació en 2018 Green Footprint Agricultural Solutions (G-FAS) con un desarrollo único: un nuevo cabezal de fibra de carbono que está revolucionando la manera de cosechar el arroz, trigo, cebada y centeno. Este cabezal de cosechadora Stripper es ultraliviano con todas sus partes de fibra de carbono. Mejoraron la mecánica y lo patentaron.

Lo producen en Escobar con varios proveedores. La fibra de carbono se compra localmente y viene también desde Inglaterra y España en rollos como si fueran telas y se va uniendo en tramas durante la fabricación.

A G-FAS de la que Ana Fernández Moujan es fundadora y su presidenta, se sumaron como socios el gigante Adecoagro que lidera entre otras producciones en arroz en toda la región, las familias Lartirigoyen y Donnelly y la biotecnológica Bioceres, entre otros inversores de capital nacional.

Se trata de un equipo multidisciplinario de científicos, ingenieros y técnicos expertos en fibra de carbono.La primera incursión fue en arroz y los campos de Adecoagro debutaron con los primeros prototipos.

Con el sistema stripper, la máquina va por encima de la planta, peina la espiga y la planta queda en pie: solo el grano con su cáscara entra a la cosechadora.

Al permanecer la planta erecta se facilita la siembra directa posterior. Más aún, la sombra de ese rastrojo protege al suelo y ahoga a las malezas.

Una de las ventajas del ultraliviano es que permite duplicar la capacidad de cosecha porque va al doble de velocidad y el consumo de combustible es 40% menor. El suelo casi no se compacta.Y se puede cosechar más horas por día. Y hay menor desgaste de la cosechadora, debido al menor peso.

Claro que uno de sus atributos más destacados es la certificación huella de carbono que tiene el Stripper G-Fas, emitida por Carbon Group: ahorra 2 toneladas de equivalente carbono/hectárea por año, originado en su menor emisión de gases de efecto invernadero.

Ya están produciendo 20 equipos este año y otro tanto para el exterior. Hay avalancha de pedidos desde Paraguay. El dueño de Yomel, que produce desmalezadoras, les abrió el mercado español y acaba de agregarse Rusia. Pero Ana no puede con su genio y está pensando en los cabezales para cosechar la soja y el maíz.