Irán impone tratamientos “psicológicos” a las mujeres que se resisten a portar velo

Las autoridades judiciales iraníes están aumentando el número de condenas a “tratamiento psicológico” a las mujeres que se niegan a cumplir la ley sobre el velo obligatorio. Las asociaciones de salud consideran que la psiquiatría está siendo objeto de este tipo de apropiación por parte del poder judicial. Se trata de una muestra de debilidad por parte del Gobierno iraní que, a pesar de intensificar las medidas represivas, es incapaz de hacer cumplir su ley sobre el velo.

Símbolo de la transgresión de las mujeres iraníes contra la obligación de llevar velo, la actriz Afsaneh Bayegan ha aparecido varias veces con la cabeza descubierta en su feed de Instagram, la última vez en un acto público.

Esto no ha sentado nada bien a las autoridades iraníes, que buscan nuevas formas de obligar a las mujeres a cubrirse el pelo. Un tribunal acaba de condenar a la estrella de 61 años a dos años de prisión con suspensión de pena, y le ha ordenado visitar un “centro psicológico” una vez a la semana para “tratar su trastorno de personalidad antifamiliar”, informó el 19 de julio la agencia de noticias ‘Fars’.

Tras la muerte de Mahsa Amini, que fue asesinada mientras se encontraba bajo custodia de la policía de moral por llevar “indebidamente” el velo en la cabeza en septiembre de 2022, muchas mujeres iraníes empezaron a salir a las calles sin hiyab. Varias celebridades, entre ellas deportistas y actrices, se quitaron el velo en señal de solidaridad.

“La condena de esta actriz sirve de ejemplo”, explica Azadeh Kian, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad París VII Diderot y especialista en Irán. Sobre todo porque Afsaneh Bayegan, que fue una de las primeras estrellas de la pequeña pantalla y del cine iraní tras la Revolución Islámica de 1979, es una figura respetada en la televisión del país.

El caso de Afsaneh Bayegan no es aislado. Los jueces iraníes también han diagnosticado “trastorno antisocial de la personalidad” a Azadeh Samadi, otra famosa actriz. Por llevar sombrero —y no velo— en público en un funeral: la iraní tendrá que aceptar someterse a terapia una vez a la semana en un “centro psicológico”.

Justicia criticada por los psiquiatras iraníes

A principios de julio, otro tribunal de Teherán condenó a una mujer por no llevar velo a dos meses de prisión y seis meses de tratamiento por lo que el tribunal describió esta vez como un “trastorno psicológico contagioso que conduce a la promiscuidad sexual”.

El creciente número de sentencias de esta naturaleza no ha tardado en provocar la reacción del sector psiquiátrico iraní. En una carta abierta enviada al jefe del poder judicial, Gholam-Hossein Mohseni Ejei, el 23 de julio, los directores de cuatro asociaciones de salud mental acusaron al poder judicial de “abusar de la psiquiatría” para otros fines. “El diagnóstico de los trastornos mentales es competencia de un psiquiatra, no de un juez”, denunciaron estos profesionales de la salud.

A principios de julio, otro tribunal de Teherán condenó a una mujer por no llevar velo a dos meses de prisión y seis meses de tratamiento, por lo que el tribunal describió esta vez como un “trastorno psicológico contagioso que conduce a la promiscuidad sexual”.

La preocupación es aún mayor porque los niños más pequeños no se libran. En el punto álgido de las protestas antigubernamentales tras la muerte de Mahsa Amini en octubre de 2022, el ministro de Educación iraní, Youssef Nouri, admitió que los escolares detenidos en la calle o en la escuela eran recluidos en “centros médico-psicológicos” donde se les “reeducaba” para evitar que se convirtieran en “antisociales”. Esta decisión fue criticada en su momento por el sindicato iraní de profesores, que temía que “los centros de reeducación se convirtieran en campos militares”.

Una muestra del fracaso de control por parte de las autoridades

Para Azadeh Kian, este mal uso de la psiquiatría “demuestra sobre todo el desconcierto de las autoridades”. En los últimos meses, cada vez más mujeres han seguido apareciendo con la cabeza descubierta por las calles de Irán, a pesar de la presión de las autoridades.

Multas cuantiosas, envío de mensajes de texto si se ve a una mujer conduciendo sin velo, confiscación de su vehículo, presiones a sus empleadores —incluso en el sector privado— para que las despidan, denegación de tratamiento hospitalario a las que desobedecen, cierre de tiendas que permiten a las mujeres ir sin velo… Son sólo algunos de los medios utilizados por las autoridades para coaccionar a las mujeres iraníes.

En julio, no dudaron en cerrar temporalmente las oficinas de Digikala, el equivalente iraní de Amazon, después de que se publicara en las redes sociales una foto en la que aparecían las empleadas de la sede del gigante del comercio online sin el velo en la cabeza.

Unos días antes, una mujer sorprendida conduciendo sin hiyab fue condenada por un tribunal de Varamin, en la provincia de Teherán, a lavar cadáveres durante un mes en una morgue de la capital.

“Lo han intentado todo (para impedir que las mujeres se revelen) y no ha funcionado. Cada vez están más debilitadas, obligadas a tomar medidas como recurrir a estos centros psicológicos”, prosigue Azadeh Kian.

Para el sociólogo Farhad Khosrokhavar, director emérito de estudios en la EHESS y autor de ‘L’Iran. La jeunesse démocratique contre l’État prédateur’, esta tendencia revela una vez más “el abismo existente entre las autoridades y la sociedad iraní, especialmente entre su juventud”.

“Este poder, sobre todo en su alta jerarquía formada por octogenarios, tiene un cierto número de ideas preconcebidas y totalmente arbitrarias”, prosigue el investigador. “Trata de imponer normas totalmente desencarnadas y que ya no tienen ninguna legitimidad a los ojos de estos jóvenes. Se desacredita aún más en la sociedad iraní y se vuelve cada día más ilegítima”.

Hacia la criminalización de las mujeres reincidentes sin velo

Una carrera precipitada que no tiene perspectiva de mejorar. A medida que se acerca el primer aniversario de la muerte de Mahsa Amini, en septiembre, las distintas ramas del aparato estatal iraní parecen agotar todas sus opciones para sofocar cualquier protesta, señala Azadeh Kian.

Un proyecto de ley presentado en el Parlamento iraní a finales de julio propone penas aún más duras para las mujeres que se nieguen a cumplir este mandato. “Si se aprueba esta ley, podrían perder sus derechos civiles, el derecho al trabajo, se verían privadas de todo”, deplora la investigadora. Pero sobre todo, el texto incluye la adición de un nuevo delito a la ley iraní, el de “promoción de no llevar velo”, según varios juristas. “Esto significa que, en caso de reincidencia, las mujeres que no lleven hiyab serían consideradas como ‘propagadoras de consignas contra el velo’, en cuyo caso podrían incluso ser condenadas a muerte”, advierte Azadeh Kian.