Una fuerte polémica en torno a los nuevos libros de texto gratuitos de la SEP amenaza con dejar sin materiales escolares a millones de niños y jóvenes en México.
A menos de tres semanas del inicio del ciclo escolar en México, cuatro estados han frenado la distribución de los libros obligatorios de la Secretaría de Educación Pública (SEP), como consecuencia de un amparo que exige la revisión de los contenidos pedagógicos.
No obstante, pese al impedimento legal, el gobierno mexicano aseguró la entrega puntual del material educativo para el comienzo de clases el 28 de agosto.
“Los niños no van a aprender nada”
A principios de 2023, antes de que se encendiera el debate, el experto en inteligencia artificial Raúl Rojas obtuvo copias digitales de los nuevos libros de la SEP, y comenzó a llamar la atención sobre varios aspectos.
“El problema clave es que los niños no van a aprender nada con esos libros”, sentencia el profesor emérito de la Universidad Libre de Berlín, en entrevista con DW.
Rojas critica que la SEP haya eliminado todas las materias: los libros de matemáticas, español, historia, geografía, ciencias naturales, así como el atlas de México y del mundo desaparecen y serán sustituidos por los libros “Nuestros Saberes” y “Múltiples Lenguajes”.
Problemas sociocríticos vs. materias
El concepto de los proyectos reemplazará las materias, explica el profesor emérito, y agrega que “ya no se va a aprender de manera sistemática, haciendo ejercicios, sino resolviendo problemas sociocríticos”, por ejemplo, discutiendo el problema del agua en una parte de la ciudad, lo que incluiría cálculos matemáticos o el conocimiento de fórmulas químicas.
“No sé cómo un niño de primero de primaria que no sabe leer o escribir o no conoce todavía los números va a resolver problemas de la comunidad. Los libros están hechos como si los niños pudieran leer cuando llegan a la primaria. No conozco a ningún país en el mundo, donde un niño podría transitar del primero al noveno grado sin haber tenido nunca en sus manos un libro de español o matemáticas”, sostiene.
Asimismo, argumenta, la calidad del material educativo es “miserable” y hay “cientos de errores”. En su opinión, esto se debe a que se haya elaborado con ayuda de voluntarios para ahorrar costos. Cada uno de los cerca de 490 voluntarios proporcionó una o varias partes de un libro, pero no se logró estructurar lógicamente la información, dice Raúl Rojas.
Demanda de inconstitucionalidad
La crítica del profesor emérito de la Universidad Libre de Berlín también se centra en el aspecto legal del proceso de elaboración de los libros. Violando el artículo tercero de la Constitución mexicana, “el gobierno federal cambió los libros sin coordinarse con las entidades federativas y sin consultar a maestros y padres de familia, por eso hay un grupo de diputados que está levantando una demanda de inconstitucionalidad”, cuenta Rojas.
Además, según un acuerdo de la SEP, solamente se iban a cambiar los libros de primer año de primaria y de primer año de secundaria. Asimismo, tenía que haber una prueba piloto con un número reducido de escuelas. No obstante, finalmente, el gobierno modificó los libros del primero al noveno grado.
¿Adoctrinamiento comunista?
Mientras la Unión Nacional de Padres de Familia obtuvo un amparo alegando que la SEP no ha presentado el plan de estudios en el que se basan los nuevos libros, como requiere la ley, la oposición acusa al gobierno de Morena de querer “adoctrinar” a los alumnos mexicanos y de difundir el “comunismo”.
“En México, todo lo relacionado con la educación tiene un fuerte contenido político y electoral”, dice a DW Emilio Blanco, del Centro de Estudios Sociológicos del Colegio de México.
Si bien el experto en sociología de la educación reconoce que en los libros “hay signos evidentes de unilateralismo ideológico y de una radicalización ajena a la mayoría de la sociedad”, descarta que se trate de un intento de “adoctrinamiento” y recuerda que “no es suficiente imprimir en papel un discurso radical para cambiar la ideología de maestros, alumnos y familias”.
En los textos escolares, “parece que las voces radicales de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación estuvieran más representadas que otras ideologías gremiales más moderadas. Esto es más claro en los libros dirigidos a los maestros. Estas obras, además de apoyarse en la pedagogía crítica, las epistemologías del sur o las filosofías latinoamericanas de la liberación, contienen críticas explícitas a los gobiernos anteriores, así como a su modelo educativo, con simplificaciones que no resisten un análisis serio”, prosigue.
Dada la visibilidad pública de los libros de texto, es casi inevitable que este debate se utilice para fines electorales, opina Emilio Blanco, quien teme que se pierdan de vista las críticas serias y fundamentadas.
“Me he concentrado en el contenido. No quiero entrar mucho en la disputa ideológica, porque allí nunca puede haber ganadores”, dice al respecto Raúl Rojas, y prosigue: “El presidente López Obrador dice que los que critican los libros no los han leído y solo quieren atacar al gobierno. Estamos criticando el modelo educativo, pero el gobierno quiere voltearlo, quiere que aparezca como una cuestión puramente política y electoral. Se desvirtúa completamente la discusión”.
Rojas augura que la mayoría de los estados van a distribuir los libros, pero que los maestros van a seguir dando clases como lo hacían antes: “Va a ser una total confusión. Después de la pandemia, en donde se perdió mucha escolaridad, este es el siguiente gran problema que van a tener los niños en México”.