Los jóvenes chinos huyen del matrimonio pese al auge de los ‘realities’ de corazón

Según una encuesta, el 43,9% de las mujeres solteras de 18 a 26 años no tiene intención de casarse.

En China, hay un canal de streaming llamado Mango TV, controlado por un servicio de radiodifusión estatal, que es muy popular entre los jóvenes gracias a los reality shows. Tiene una media mensual de 280 millones de espectadores y la audiencia devora sobre todo programas especializados en parejas. Uno de los más populares invita a tres matrimonios en crisis a embarcarse en unas vacaciones de 18 días para resolver sus problemas. Aunque la salida del divorcio está muy presente, casi siempre se dan coreografiados finales de reconciliación gracias a la ayuda de grabadas terapias con psicólogos. El desenlace tiene que ser feliz en un momento en el que China lo que busca es incentivar los matrimonios para que nazcan más niños.

Los programas para encontrar el amor también se prodigan mucho por el canal. Hay uno en el que ocho millennials solteros se encierran durante un mes en una casa. En otro, un grupo de jóvenes pasa una semana en un yate buscando a su media naranja. Y no hay que olvidarse de los siempre exitosos formatos estilo First Dates, que luego son los más comentados en Weibo, el hermano chino de X, antes conocido como Twitter.

Estos realities siempre han sido muy populares en el gigante asiático. Pero nunca hubo tantos como ahora en las televisiones controladas por el Gobierno. Algo que tiene su lógica atendiendo a las muchas campañas que hay para incentivar a la gran masa de jóvenes solteros a que se casen y tengan hijos.

La tasa de matrimonio ha caído a mínimos históricos: 6,8 millones el año pasado, 800.000 menos que el curso anterior y más de la mitad que hace una década. Todo ello en un país donde aún está muy arraigada la cultura de no tener hijos fuera del matrimonio. Esto está teniendo una consecuencia directa en la crisis demográfica que atraviesa la nación donde vive más de una sexta parte de la población mundial y que es una de las sociedades de más rápido envejecimiento del mundo. El año pasado, por primera vez en seis décadas, China se encogió.

Su transición de valores tradicionales a los modernos ha sido mucho más rápida que en la mayoría de países. Hace dos décadas, las mujeres chinas representaban tan sólo el 20% de las admisiones universitarias. Ahora superan el 52%. Su independencia económica ha aumentado, pero los roles de género siguen estancados en el pasado. El trabajo doméstico y la responsabilidad de criar a los hijos sigue recayendo en ellas, al igual que las presiones familiares para ser madres. Por ello, muchas mujeres, sobre todo en las grandes ciudades, dan prioridad a su desarrollo profesional antes que casarse y formar una familia. Wang Dan, economista jefe del banco chino Hang Seng, añadía un interesante apunte en un artículo: “La mayoría de las mujeres buscan el amor y la mayoría de los hombres buscan una esposa”.

Una encuesta realizada en Pekín por las juventudes del Partido Comunista encontró que, entre 2.905 solteros de 18 a 26 años, el 43,9% de las mujeres decían que no tenían intención de casarse, un 19,3% más que los hombres. Y es importante tener en cuenta que, tras más de 40 años bajo las restricciones de la política del hijo único (ahora se pueden tener hasta tres), hay un desequilibrio de género muy significativo, con casi 30 millones más de hombres que de mujeres.