La Policía ha localizado otros 3.400 kilos de droga en Valencia en otra operación y ha detenido en total a 20 personas.
Es el mayor alijo de cocaína intervenido en la historia de Galicia y uno de los más grandes de España y Europa. Son 7.500 kilogramos de droga que se introdujeron primero a través del puerto de Algeciras y después, del de Vigo, entre lomos de atún congelado. Los fardos venían identificados con cuatro marcas distintas para entregarlas a cuatro organizaciones, de acuerdo con los investigadores.
La Policía Nacional ya había informado la semana pasada de la detención en Cambre (A Coruña) de cuatro personas relacionadas con la introducción de más de siete toneladas de cocaína que se habían localizado en una empresa de pescado congelado. Finalmente, el peso de la droga es de 7.500 kilos, lo que sitúa el cargamento como el mayor aprehendido nunca en Galicia. Una segunda operación en Valencia ha conducido a que los agentes se incauten de otros 3.400 kilos de cocaína. En total son 20 los detenidos por su relación con dos organizaciones de origen balcánico.
En el caso de Galicia, la operación fue bautizada con el nombre de Tonara. La droga se introducía encubierta en cargamentos de productos alimenticios. La operación conjunta de la Policía Nacional y la Agencia Tributaria concluye que se había creado un entramado de empresas dedicadas al comercio internacional al por mayor de pescados y mariscos congelados. La sede estaba en A Coruña y el objetivo era dar la impresión de estar realizando una actividad legal para luego introducir fardos de droga desde Sudamérica y distribuirlos en Europa. La empresa, indican los investigadores, también desarrollaba actividades de compraventa de fincas urbanas y rústicas y de edificios y construcciones. En el vídeo que acompaña esta información se puede ver cómo fue el operativo en Valencia y en Galicia.
El responsable de la red empresarial es de origen coruñés. En su actividad de comercio de pescados recurría a varias empresas en origen y como destino establecía siempre algún punto de la península ibérica. El seguimiento del flujo de contenedores duró meses. Los envíos tenían en objetivo de “demostrar una pretendida actividad lícita que encubriera, en el momento oportuno, el transporte de la cocaína”, dice la Policía. Ya había habido inspecciones en algunos de los envíos de esta empresa.
En el seguimiento de la actividad, los agentes concluyeron que los contenedores iban primero al puerto de Algeciras y luego se trasladaban al de Vigo. Finalmente, siguiendo la pista en Galicia, localizaron dos de ellos. Todo el cargamento de droga estaba en uno de ellos, oculto entre lomos de atún congelado. Los agentes detuvieron a todo el personal que estaba en ese momento en la nave en la que se estaba haciendo la descarga.
La operación en el puerto de Valencia
Otra investigación llevó a que la Policía se incautase de otros 3.400 kilogramos de cocaína en el puerto de Valencia dentro de la Operación Fulgor. Los investigadores sospechaban que en un contenedor marítimo había un doble fondo en el que se había introducido la droga. Cuatro contenedores sospechosos llegaron al puerto, pero no se movieron durante 30 días y los investigadores llegaron a pensar que los habían abandonado. Sin embargo, “era parte de la estrategia de la organización criminal” y a finales de noviembre se hizo un cambio de empresa destinataria. Al frente de la nueva estaba una persona “conocida por los investigadores” porque, “curiosamente, días antes había sido detenido en el marco de otra operación antidroga”. Se le atribuían ya delitos de tráfico de estupefacientes y pertenencia a organización criminal.
Los cuatro contenedores terminaron en un polígono industrial de la localidad de Xirivella. Los destinatarios de la mercancía estaban, de acuerdo con la Policía, “ocultos y vigilantes” en un restaurante de la zona, vigilada por un hombre de la misma organización en una furgoneta. Cuando los agentes comprobaron que varias personas estaban reunidas en el restaurante para dirigirse a la nave en la que se habían dejado los contenedores iniciaron la operación al mismo tiempo en las dos localizaciones. También persiguieron a dos coches que estaban haciendo funciones de vigilancia para el grupo, uno de los cuales intentó darse a la fuga.
En uno de los contenedores se había retirado ya casi toda la droga, que estaba guardada en bolsas de deporte en la nave. El doble fondo de un segundo contenedor había sido liberado parcialmente, pero no descargado. Los bomberos tuvieron que colaborar para acceder a ese doble fondo. Los investigadores inspeccionaron los otros dos contenedores, en los que no encontraron drogas.