El país aliado de la Alemania Nazi hasta 1944 mató entre 280.000 y 380.000 judíos rumanos y ucranianos.
Rumanía, país que diezmó su comunidad judía, enseña ahora en sus centros de secundaria el “horror” del Holocausto, un periodo que durante mucho tiempo se mantuvo silenciado en este país del este de Europa.
Gabriela Obodariu, profesora de Historia en Focsani, en el este de Rumanía, aplaude esta iniciativa del gobierno, en vigor desde septiembre, frente al “resurgimiento de movimientos antisemitas y neofascistas” en Europa.
“Los alumnos se ven inmersos en una avalancha de informaciones en el espacio público y es extremadamente útil para ellos poder hablar de este tema en la escuela”, explica a la AFP esta docente de 56 años.
El objetivo es “deconstruir lo que sucedió y aprender para nuestras acciones de ahora”. Ya que “horrores así no se acaban nunca”.
Torturador, testigo o resistente, ¿qué habrían hecho en aquella época?, analizan los jóvenes en la escuela.
David Cartas, de 17 años, sale de la clase con semblante serio. “Antes quizás habría bromeado sobre el Holocausto pero ahora no lo haría nunca”, dice.
De 800.000 a 3.000 judíos
Rumanía, aliada de la Alemania nazi hasta 1944, mató durante la Segunda Guerra Mundial a entre 280.000 y 380.000 judíos rumanos y ucranianos en los territorios controlados por el régimen fascista del mariscal Ion Antonescu.
A esos exterminios se sumó la decisión del régimen comunista de canjear a judíos por ganado y material agrícola a partir de mediados de los años 1950.
Como consecuencia de ello, la población judía de Rumanía –cerca de 800.000 a finales de los años 1930, la tercera comunidad más importante en Europa– se redujo drásticamente, y actualmente cuenta con apenas 3.000 personas.
El país, no obstante, ha negado durante años este proceder. Antonescu, condenado a muerte por crímenes de guerra y ejecutado en 1946, sigue siendo considerado un “héroe” para muchos rumanos.
En la ciudad de Iasi, a unos 200 km al norte de Focsani, un inmenso cementerio judío da cuenta del alcance de la masacre.
En el pogromo de junio de 1941, miles de judíos fueron abatidos por militares y los supervivientes fueron hacinados en vagones de mercancías cuyos orificios fueron tapados. Sin agua y en medio de un calor atroz, la mayoría murieron asfixiados.
Un museo, abierto en 2021 en Iasi, muestra esta tragedia. Desde que se enseña el Holocausto en los institutos, se ha disparado el número de visitantes de este centro.
“Como una vacuna”
Para el primer ministro rumano, Marcel Ciolacu, hacer obligatoria la enseñanza de este periodo es “afrontar el lado oscuro” de la historia del país.
Según el investigador Mihai Dinu Gheorghiu, es “como una vacuna” porque estos cursos “estimulan la producción de anticuerpos en los jóvenes contra el peligroso virus del antisemitismo”.
El país ha registrado un aumento de los incidentes contra los judíos en la última década: la fiscalía general contabilizó 51 actos de este tipo en 2022, frente a los 6 en 2012.
Según un sondeo realizado a finales de 2023 por el centro Elie Wiesel a unas 1.300 personas, más de la mitad desaprobaban la decisión de integrar esta parte de la historia en los programas escolares. Y sólo 11% decían que conocían el papel de Rumanía en el Holocausto.
El partido de extrema derecha AUR, que entró en el Parlamento en 2020 y cuyo peso aumenta en los sondeos ante una serie de elecciones que se acercan, consideró que la enseñanza de este periodo era “un problema menor”.