El Secretario Gremial de la Asociación Judicial Bonaerense (AJB) habló sobre la denuncia que realizaron contra el camarista Elio Riccitelli por los reiterados maltratos que, según indicó, comenzaron en 2013.
La Asociación Judicial Bonaerense (AJB) se presentó ante la justicia denunciando al camarista Elio Riccitelli por la violencia con la cuál ha tratado durante muchos años a sus empleados y hasta los propios funcionarios. Si bien es una historia de larga data, hubo un punto de quiebre donde las personas afectadas decidieron denunciarlo.
En diálogo con la 99.9, el Secretario Gremial Oscar Yenni comentó los detalles: “como institución desde 2013 venimos advirtiendo situaciones de comportamiento reiterado de Elio Riccitelli tanto contra funcionarios como contra empleados con una violencia psicológica sistemática con humillaciones, descalificaciones, manipulación, amenaza, premio y castigo, el aislamiento de compañeros y la rigidez extrema en la función laboral. A tal punto que en 2016 hubo un intervención de funcionarios de la Corte, se agravó con el correr del tiempo, hubo presentaciones Colegio de Abogados por profesionales maltratados profesionalmente”.
Fue justamente en 2023 donde todo quedó al descubierto por la denuncia que presentaron los propios afectados: “en octubre del año pasado, la Departamental Mar del Plata fue convocada por trabajadores y funcionarios, más de 12 personas, que dijeron basta porque el maltrato y la humillación era constante. Hubo una descompensación un día producto del hostigamiento de Riccitelli. Estos temas los tratamos con responsabilidad a nivel provincial cuando fuimos citados por la Departamental, tomamos intervención y trabajamos con un equipo interdisciplinario”.
Yenni fue más específico de lo que en realidad estuvo sucediendo durante muchos años: “una compañera que volvió de una licencia por maternidad, la cambió de lugar de trabajo y la puso en un ante baño. Todo el mundo tenía que trabajar en horas inhábiles, fines de semana, feriados, llamados fuera de hora, iba a la casa de los trabajadores de improviso para ver como vivían y que hacían. Los trataba de tontos, burros, mugrientos, que tenían que vivir en la Villa de Paso. A las mujeres, en particular, las degradaba desde “gorda” a “rata inmunda”. Ahora tendrá que evaluar la Corte”.
Pero no terminaba solamente con el acoso laboral que, de por si, es de gravedad, sino que había otras situaciones increíbles: “hubo un abuso de autoridad y de poder que ejercía con los empleados y funcionarios. Por ejemplo, en viajes que hacía al exterior los obligaba a cuidar su casa, darle de comer al gato, regarle las plantas…una locura. Es indignante y viene de muchísimos años. Personalmente tuve un reunión con el presidente de la Corte, donde expresamos la gravedad de la situación y una vez que analizó el tema, mandó personal de la Corte a hacer un informe lapidario y mantuvo una reunión el Presidente de la corte con todo el personal. Les dio la tranquilidad de que hablen y se expresen sin problemas, tomaron nota que esta situación era grave y es algo inédito”.