No habrá educación sexual para los menores de 9 años en Gran Bretaña

La nueva normativa prohíbe dar ideas sobre la posibilidad de cambiar de género.

El Gobierno conservador británico ha prohibido la educación sexual en los colegios a los niños de menos de nueve años y que en la escuela secundaria se informe sobre la identidad de género, la posibilidad de escoger entre setenta y dos opciones diferentes como sostienen teorías en boga, de cambiar de una a otra y de considerarse una persona no binaria.

Sindicatos de maestros han calificado la nueva ordenanza como “políticamente motivada” para poner distancia con la oposición laborista de cara a las elecciones generales, en un tema tan polémico que forma parte de las guerras culturales y es capaz de arrastrar a muchos votos. Sin embargo, son también numerosos los padres que estiman que la educación sexual se ha desmadrado y es hora de hacer una corrección.

En parte por razones ideológicas y en parte como respuesta a las quejas y las preocupaciones de sus electores, medio centenar de diputados tories denunciaron que las escuelas del país están “adoctrinando” a niños de corta edad, hablándoles sobre el sexo oral, la “práctica segura” de la hipoxifilia o asfixia erótica (que se supone que aumenta el placer de algunos al impedir la respiración propia o de la pareja), y la posibilidad de cambiar de sexo o abrazar uno cualquiera de los setenta y dos géneros teóricamente posibles.

En respuesta a ello, y tras un debate de varios meses en el seno del Gabinete, el primer ministro Rishi Sunak ha cambiado la directiva sobre Relaciones, sexo y educación sobre la salud para los colegios del Reino Unido, y además la ha declarado de obligatorio cumplimiento en vez de meras recomendaciones. Los centros educativos que sigan hablando de sexo a los menores de nueve años, o dando ideas de identidad de género a los mayores de trece, se arriesgan a ser objeto de sanciones. Los padres, además, deberán ser informados de lo que se enseña a sus hijos.

A partir de ahora el énfasis se va a poner en el sexo biológico y los “hechos científicos” en vez de en el género. A partir de los nueve años se proporcionará a los alumnos datos básicos sobre la concepción y el nacimiento y se les inculcará la importancia de la familia, la amistad y el respeto a los otros, el peligro de estereotipar los papeles del hombre y la mujer, de las redes sociales y las relaciones online. A partir de los once, los maestros habrán de explicar que sacar fotografías de menores desnudos es un delito. Y a partir de los trece se añadirá información sobre métodos anticonceptivos, aborto, violencia doméstica y sexual, la mutilación, abusos, acoso, matrimonios forzados (una práctica común en muchas familias tradicionales de origen asiático) y la visión distorsionada de uno mismo que puede provocar la pornografía.

En cuanto a la identidad de género, la nueva directriz es que a los adolescentes se les debe decir que es una “corriente política polémica” y “una ideología controvertida sin apoyo en la realidad científica”. “Tenemos que proteger a nuestros niños, que son lo más sagrado, en vez de exponerlos a lecciones inapropiadas para su edad, en muchos casos excesivamente gráficas, no reguladas y sin el conocimiento y menos aún la aprobación de los padres”, ha dicho la ministra británica de Educación, Gillian Keegan.

El Gobierno ha decidido poner freno a la práctica de que las escuelas que se consideran “progresistas” enseñen a los niños que es posible que hayan nacido con el sexo “equivocado” y que pueden cambiar si lo desean su identidad sexual y de género a cualquiera de setenta y dos categorías posibles, incluida la de persona no binaria. A partir de ahora deberán enseñar que “hay dos sexos” y asegurarse de que los padres están de acuerdo con el contenido de la educación que se imparte a sus hijos en la materia.

“En la cabeza de ningún niño o niña debería implantarse la noción de que hay más de dos géneros o sexos y que se puede cambiar de ellos como de camisa –afirma la diputada conservadora Miriam Gates, una de las impulsoras del cambio de rumbo–. No solo es falso, sino que únicamente sirve para crear confusión y romper la confianza que los padres deben tener en los maestros”. El llamado informe Cass (por el nombre de su autora) ha criticado recientemente la facilidad con que hasta ahora se habían ofrecido bloqueadores de la pubertad a adolescentes en el Reino Unido.

Los sindicatos de maestros discrepan
Numerosos educadores lamentan que la nueva normativa del Gobierno les restringe demasiado en lo relativo a la educación sexual y les impide ser flexibles y adaptar las enseñanzas a la madurez y las necesidades de los alumnos. Los sindicatos de maestros, aparte de denunciar la politización del tema por el Gobierno, consideran que desde la más tierna infancia los niños son bombardeados a través de internet y las redes sociales sobre todo tipo de cosas relacionadas con el sexo y les hacen preguntas. En su opinión, circunscribir la educación sexual que se imparte en las escuelas tendrá el efecto negativo de que los niños y adolescentes buscarán la información en el “mercado negro” de los teléfonos móviles y ordenadores, sin ningún tipo de supervisión, ni por sus padres en casa ni por los maestros en la escuela.