El Secretario General de Manos Limpias, sindicato que denunció a Begoña Gómez, la esposa del presidente Pedro Sánchez, habló en la 99.9 sobre las particularidades del caso: “se está presumiendo de que se respeta el estado de derecho, pero no se está respetando“.
La denuncia contra la esposa del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez ha generado fuertes repercusiones ante un funcionariado que niega las acusaciones sin argumentos y una investigación que, a medida que avanza, encuentra cada vez más elementos que dejan en evidencia que lo denunciado es real.
Quienes se presentaron ante la justicia para que se comience a investigar a Begoña Gómez fue Manos Limpias, una entidad definida en España como un “sindicato”. El Secretario General del organismo, Miguel Bernad habló en la 99.9 sobre el motivo por el que los denominan de esa manera: “Nosotros lo fundamos como sindicato. Yo era funcionario del ayuntamiento de Madrid y ahí hay sindicatos. Veía que había mucha corrupción dentro de la administración pública a nivel nacional autonómico y en los ayuntamientos. Creamos un sindicato, importando una idea italiana, la del movimiento italiano Manu Pulite, de los fiscales italianos que denunciaban la corrupción. Lo creamos primero para defender a los funcionarios y trabajadores de toda la administración pública de España; segundo, para denunciar la corrupción y tercero, porque hubo una modificación de estatutos donde también podían afiliarse no solamente funcionarios y trabajadores de la administración pública, sino también cualquier ciudadano que viera que sus derechos estaban siendo conculcados. No dependemos de ningún partido político, no recibimos ningún tipo de subvención, tampoco estamos hipotecados por nada ni por nadie, por lo tanto, nos hace ser libres para denunciar la corrupción, venga de donde venga”.
Vieron como el caso de Begoña Gómez tomaba repercusión mediática, pero la fiscalía no hacía nada y decidieron presentarse ante la justicia: “cuando salta la noticia de que la esposa el Presidente del Gobierno estaba metida en unos negocios presuntamente delictivos, pues no tuvimos más remedio, ante la pasividad de un ministerio público en España, que no es independiente y que depende del ejecutivo, concretamente de Pedro Sánchez, y estaba encubriendo los presuntos delitos de Begoña Gómez, que presentar la correspondiente denuncia, transformada luego en querella que fue aceptada por el Juez del Juzgado de Institución número 41 de Madrid, y ratificada posteriormente por la Audiencia Provincial de Madrid”.
La única respuesta que recibieron desde el gobierno hasta ahora, es que todo era falso, pero sin explicación alguna: “se nos acusó de que era una denuncia falsa, que únicamente se basaba en recortes de prensa. Todo esto ha quedado totalmente desvirtuado en las diligencias que ya ha practicado el juez Peinado que ha imputado a Begoña Gómez, también al rector de la Complutense y al íntimo amigo de Begoña Gómez, el empresario Carlos Barrabés. No solamente se le imputaban los delitos de negociaciones entre particulares y de tráfico de influencias, sino también se le ha acusado a Begoña Gómez de apropiación indebida y de intrusismo profesional. Está en una situación tremendamente complicada, no solamente para ella, sino también para el Presidente del Gobierno, que de alguna manera se ha convertido en cómplice, en cooperador necesario, en encubridor e incluso en beneficiario a título lucrativo. Es muy posible que este procedimiento termine en la Sala Segunda del Supremo, porque indudablemente toca de lleno también al presidente del Gobierno y de acuerdo con el ordenamiento jurídico español, está aforado y por lo tanto, para enjuiciarle, el órgano competente no es un juzgado de instrucción cualquiera, sino la Sala Segunda del Tribunal Supremo”.
Pedro Sánchez, fiel a su estilo, tuvo como herramienta de respuesta salir con todos los medios que son afines a negar todo y sólo eso. No hubo ninguna presentación para comprobar que lo denunciado no es así: “el aparato del gobierno con sus medios afines porque se le riega con muchísimas subvenciones, el único argumento que están empleando es que esto es una denuncia falsa, que no hay nada de nada. ¿Pero cómo se puede, después de todo lo que está saliendo, decir el único argumento de que es una denuncia falsa y que no hay nada de nada? Si hubiera sido una denuncia falsa, han pasado ya casi tres meses y a mí nadie me ha denunciado por denuncia falsa. Ese argumento está totalmente fuera de lugar. Cada día están saliendo más cosas de los negocios ilícitos de Begoña Gómez con la complicidad del Presidente del Gobierno. Puede haber incluso otro delito más, el de malversación de caudales públicos, porque Pedro Sánchez está utilizando a todos sus ministros para hacer declaraciones en el mismo sentido, de que no hay nada de nada y que es una denuncia falsa”, advirtió Bernad.
Lo que dejó en claro también el Secretario General de Manos Limpias es que en España, la esposa del presidente no debe tener ningún tipo de privilegios: “aquí es una ciudadana cualquiera y no puede un consejo de ministros salir hacer declaraciones en medios públicos para apoyarla y favorecerla y empezar a tildar al denunciante de que es una denuncia falsa. España cada vez se parece más a un régimen bolivariano. Aquí se está presumiendo de que se respeta el estado de derecho, pero no se está respetando. La ley no es igual para todos y el trato privilegiado que se le está dando a Begoña Gómez produce un verdadero sonrojo, no solamente a nivel nacional, sino a nivel internacional”.
De a poco se ha ido comprobando todo lo que se denunció y es difícil encontrar un punto de retorno la situación: “Begoña Gómez estaba acostumbrada a hacer lo que quería desde una cátedra fraudulenta en la Universidad Complutense y sus contactos al más alto nivel porque tenía la oficina en el palacio de la Moncloa, en vez de tenerla en un sitio privado, en una oficina en cualquier sitio de Madrid. La propia oficina de tráfico de influencia la tenía en Moncloa. Claro que es una mujer limitada porque no tiene argumentos para desmentir las acusaciones. Se sienta allí como si fuera una pobrecita en un lugar, como si estuviera incapacitada, porque todos los imputados, cuando se nos imputa algo y declaramos, estamos obligados a comparecer ante el micrófono de su señoría, de pie. Pero ella nada, como si fuera una pobrecita que estaba incapacitada, se sienta en un rinconcito, dice que está malita y que no sabe nada y que todo es un montaje”.
Todo ha sido irregular desde el principio y la causa no tendrá otro destino más que encontrarla culpable: “indudablemente no ha pasado del bachillerato superior, le dieron una cátedra, que solamente es para personas de una titulación universitaria. Todo ha sido un cúmulo de irregularidades, de legalidades, de ilícitos penales. El presidente se cree tiene un ADN especial, se cree que está por encima del bien y del mal. Él es un ególatra, es un psicópata, y verdaderamente, desgraciadamente, estamos gobernados por una persona que se cree poco menos que se cree Dios y los demás son todos malos”.