Era un cántico tribunero que los chicos llevaron a Qatar, producto de la subcultura futbolera de nuestro país: una bulla subida de tono, e impublicable en ningún medio, pero que existe de manera irreverente; aunque haya algunos sectores que creen que hay que pedir permiso.
Justamente son los mismos que se babean, en el día del Orgullo Gay, ante los desfiles en dónde, a la vista de todos —niños incluídos— se pasean personas con sus partes íntimas expuestas; mientras que se alzan enardecidos de corrección política en contra de los jugadores de la selección, quienes vienen de esa subcultura y que se estaban expresando en una celebración que les era propia.
Para no hablar de los posteos de la vicepresidenta y de la patética respuesta de la hermana presidencial, yendo a pedir una disculpa que nadie le pidió, vayamos a las expresiones del presentador sudafricano, Trevor Noah quien, ante la actuación del conjunto francés en el mundial de Rusia 2018 —con tremenda paliza a la selección argentina incluida—, se refirió a la misma como una «selección africana» que había obtenido un fantástico logro.
Noah —de padre blanco y madre negra— goza actualmente en Estados Unidos de un gran éxito. En aquella oportunidad, el embajador francés —quien se amoscó por el uso del término «africanos»— recibió de Noah la siguiente respuesta: «Lo estoy diciendo para incluirlos en mi “africanidad”». Continuó: «Estoy diciendo: “Los veo como mis hermanos franceses descendientes de africanos” ¿Por qué no pueden ser ambas cosas?», es decir, franceses y africanos. «Si los franceses dicen que no pueden ser ambas, entonces creo que ellos tienen un problema, no yo», concluyó.
Es obvio que la tilinguearía vernácula y un alto componente de ignorancia pueden llevar a decir —como ocurre en medios de CABA, entre ellos, La Nación y Clarín— que se hable de cantos racistas, o que se vaya a pedir disculpas.
Para abundar, el jugador Nigeriano John Obi Mikel no se guardó nada sobre la cuestión de los africanos y sus elecciones en una entrevista que fue tendencia mundial: «Hablo mucho con los jugadores que no representan sus raíces africanas. Tenemos reuniones con ellos y sus padres, y les decimos: “Escúchame, eres de Nigeria, tu papá es nigeriano, tu mamá es nigeriana, ¿por qué no representarías a Nigeria?”». Indignado, contó la respuesta habitual que recibe: «Queremos jugar para Inglaterra, Francia, lo que sea». Visiblemente molesto, agrega: «Entonces esperan, siguen esperando y cuando llegan a los 25 o 26 años y no son convocados por Inglaterra, entonces llaman a Nigeria [..] No deberíamos ser tratados como una segunda opción. No somos segunda opción».
El problema —como bien indica Noah— no es Enzo Fernández, quien se disculpó, y era el único que debía hacerlo en todo caso. El problema lo tienen ellos, los europeos, y su pasado colonial vergonzante.