Patricia Fortina: “No tenemos una política pública sanitaria que tenga la fortaleza suficiente para hacer la detección, el diagnóstico y el tratamiento de adicciones”

La Licenciada en Enfermería habló a través de la 99.9 sobre un estudio de la Universidad de Copenhague con el Instituto Nacional sobre abuso de drogas de Dinamarca, concluye que los hombres jóvenes con trastorno por cannabis tienen mayor riesgo de padecer esquizofrenia.

Cada vez es más evidente la incidencia del consumo de cannabis en distintas afectaciones mentales y, en este caso, un nuevo estudio que se realizó en conjunto la Universidad de Copenhague con el Instituto Nacional sobre abuso de drogas de Dinamarca, concluye que los hombres jóvenes con trastorno por cannabis tienen mayor riesgo de padecer esquizofrenia.

La Licenciada en Enfermería Patricia Fortina, habló al respecto en la 99.9 y señaló que “ya no quedan dudas. Sabemos que la esquizofrenia es una enfermedad mental que afecta a las personas en la capacidad de pensar, sentir y comportarse libremente. O sea, acá tenemos dos trastornos graves; una es el trastorno de cannabis y la otra es la presentación de esta enfermedad mental”. No es la única afectación que aparece y que están ligados al consumo: “se ve casi diariamente en la nocturnidad el uso de cannabis y las reacciones con episodios convulsivos, con reacciones o con manifestaciones demasiado evidentes y con algún trastorno a la salud mental. Por supuesto que de ahí al diagnóstico de esquizofrenia hay una brecha muy grande, pero se ve diariamente el trastorno por el uso de cannabis, que llegó a ser el cannabis la sustancia psicoactiva de más uso, no sólo en Argentina, sino en el mundo”.

Desde la política en muchos países del mundo, se empujó mucho para la legalización del uso de cannabis que también ha generado un efecto, en líneas generales, perjudiciales para la salud social: “los especialistas también dicen que la legalización del uso de marihuana lo que hizo fue aumentar el consumo, pero además reducir la percepción del daño que causan la población en general. Entonces ahí tenemos también otra combinación que es gravísima. Si la población en general no tiene la percepción del daño, y eso es real, porque los jóvenes te dicen yo me fumo dos, tres, cinco porros de marihuana, pero no fumo tabaco, porque el tabaco es malo, y no tienen el concepto del daño que produce la marihuana o el cannabis; ahí también tenemos un problema muy serio”.

En este caso, el estudio de la Universidad de Copenhague es muy específico y de alto espectro: “tiene conclusiones muy interesantes. Es un estudio de mucho tiempo, en casi 7 millones de personas entre 16 y 49 años de edad y en distintos rangos de etarios, se concluye que hasta el 30 % de los casos de esquizofrenia en varones jóvenes se podrían haber evitado. Un poco menor en mujeres pero también hay presentación de esquizofrenia en mujeres relacionadas con el uso de cannabis. Pero sobre todo lo resalta en hombres jóvenes”. Lo que deja en claro que, a mayor consumo y hay más casos de esquizofrenia: “está confirmado que las tasas de consumo diario o casi diario de cannabis se relacionan directamente con la esquizofrenia. Y que también una de las conclusiones que tiene este estudio es que en los últimos años, a mayor consumo de cannabis, mayor presentación de esquizofrenia. O sea, la relación es directa”.

Para combatir esta problemática, el estado debe diseñar estrategias y eso no está presente en nuestro país: “no tenemos políticas públicas relacionadas, fuertes políticas públicas relacionadas a la prevención, a la detección y al tratamiento del consumo de estupefacientes. Ahora estamos hablando de cannabis, pero de cualquier adicción. No tenemos una política pública sanitaria que tenga la fortaleza suficiente para hacer la detección, el diagnóstico y el tratamiento. No lo hay. Hay muy pocos de manera privada que la gente no tiene acceso, entonces quedan a la deriva. Se tratan estas personas de manera aguda, en nuestro caso en el hospital regional, pero después deben ser tratados de manera ambulatoria y muchas veces eso no alcanza. Si uno no tiene la posibilidad de ingresar a instituciones privadas, la persona queda a la deriva. Además está el famoso tema de la ley de salud mental. Entonces tenemos varios ejes en los cuales favorecemos el consumo o no tenemos la protección adecuada para quien está padeciendo esto, que debe ser tratado de manera multidisciplinaria”.