Enrique Ortega Gironés: “El cambio climático ha ha dejado de ser un problema científico y se ha transferido a un problema político”

El geólogo español, coautor del libro “Cambios Climáticos” habló en la 99.9 sobre la teoría que exponen basada en datos científicos que explica al período que está atravesando la humanidad como algo completamente normal en la historia de la Tierra y sin riesgo alguno.

El cambio climático suele ser utilizado como herramienta política para tomar decisiones que terminan afectando a muchas personas en sus actividades cotidianas. Se ha transformado de una realidad a una estrategia extendida en distintos puntos del planeta.

Tres geólogos han decidido escribir y lanzar el libro “Cambios Climáticos” donde indican que lo que estamos atravesando no es, ni más ni menos, que un ciclo de los habituales que ha atravesado la historia de la Tierra y no hay riesgo alguno. Uno de sus autores, es Enrique Ortega Gironés que explicó en la 99.9 el motivo por el que decidieron realizar ese trabajo: “la indignación nos llevó a escribir el libro, una indignación acumulada a lo largo de los años. Los tres autores somos geólogos, contemplamos a la naturaleza con la perspectiva que da nuestra profesión, analizamos la historia de la tierra a lo largo de millones de años, y ha sido la indignación de ver cómo sistemáticamente se ofrecen a la opinión pública, opiniones que son intimidatorias, incompletas y sesgadas. La intención del libro es recopilar datos publicados por muchos científicos que raramente llegan a la opinión pública y hemos intentado hacerlo con un lenguaje asequible para que lo pueda entender cualquiera que no sea especialista pero sin perder rigor científico fundamentando nuestros argumentos con las citas bibliográficas en las que están apoyadas”.

Mucho se habla del impacto del hombre en ese calentamiento pero para los especialistas, es menor lo que ha aportado: “no podemos descartar que las acciones humanas puedan tener alguna influencia en el cambio climático, ero en el caso de que existiese, esa influencia sería mínima e insignificante. Nuestro planeta tiene 4.500 millones de años de historia y a lo largo de ese dilatado periodo de tiempo ha habido cientos, miles de cambios climáticos. Sólo en los últimos dos millones de años han existido 20 ciclos de calentamiento y de enfriamiento y ahora estamos asistiendo a la parte final del último ciclo de calentamiento. Las temperaturas y el contenido en CO2 que estamos registrando no tienen nada de anómalo, son absolutamente normales si lo comparamos con los registrados a lo largo de esos miles de millones de años”.

Para Ortega Gironés hay una intencionalidad en la búsqueda de analizar con datos de pocos años, algo que en realidad tiene una lógica de miles de años: “lo que se está utilizando normalmente para hacer diagnósticos sobre el cambio climático tiene un problema fundamental de falta de perspectiva. Los geólogos interpretamos la historia de la Tierra a través de las rocas, los sedimentos, el hielo, que nos cuentan lo que ocurrió a lo largo de todo ese largo proceso. Lo que se está haciendo al interpretar el clima actual, basándose solo en datos de los últimos dos siglos, es como si un historiador o un periodista intentase interpretar el momento actual de la humanidad basándose en los datos que aparecen en Internet o en la prensa en las últimas 48 horas, ignorando todo lo que haya acumulado en las bibliotecas sobre la historia de la humanidad. Es una versión muy parcial y entonces se nos quiere presentar como anómalas las temperaturas y el contenido en CO2 que estamos registrando como si fuese algo extraño y problemático, cuando en realidad forma parte de la mas estricta normalidad”.

Lo peor es que, a partir de esa teoría, los gobiernos toman resoluciones de afectación directa para las personas, que no tienen ningún sentido: “están introduciendo normativas que cambian la vida de los ciudadanos en transporte público, en cómo alimentarse, en cómo debe consumirse la energía, etc. El problema de esto es que ha dejado de ser un problema científico y se ha transferido a un problema político. Sobre las doctrinas de interpretación del cambio climático se están inspirando las políticas medioambientales de medio mundo. En Europa tenemos la agenda 2030, que afecta a la ganadería, al sector automovilístico y a la economía en general”.

Incluso los estudios que tienen una perspectiva mucho más amplia permite interpretar de una forma distinta todo lo que actualmente se expresa: “hay estudios sobre la Antártida y Groenlandia que nos permiten saber cuál era la composición de la atmósfera en los últimos 800.000 años y reflejan ocho ciclos de calentamiento y enfriamiento. El hielo se forma a partir de la nieve y la nieve al depositarse, atrapa aire en burbujas que queda en el hielo. Estudiando la composición de ese aire, sabemos cuál era la composición del oxígeno del aire en ese momento, incluyendo el CO2. Y esos datos demuestran que primero se calienta la atmósfera y luego aumenta el CO2 por el efecto que le estoy diciendo. Es decir, que no es el efecto invernadero el que causa el aumento en CO2, sino al revés. Primero, los océanos que calientan emiten CO2 a la atmósfera, se aumenta su contenido como consecuencia del calentamiento. Es decir, que no hay calentamiento por efecto invernadero, sino todo lo contrario”, refirió finalmente.