El presidente de Obras Sanitarias Sociedad de Estado, habló en la 99.9 sobre el impacto que tendría el cierre del Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento.
La noticia sobre el posible cierre del Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (ENOHSA) generó repercusiones porque inmediatamente se empezó a hablar del impacto que tendría, sobre todo en la ciudad de Mar del Plata.
El presidente de Obras Sanitarias Sociedad de Estado (OSSE), Carlos Katz fue muy claro en la 99.9 sobre la afectación específica y también en que los problemas ya habían comenzado el año pasado. “El cierre del ENOHSA implica, por lo menos en relación a Obras Sanitarias, mayor incertidumbre a la que ya teníamos respecto de dos obras que estaban desarrollándose con financiamiento de ese organismo. Ahora bien, las distintas administraciones pueden buscar el formato para rediseñar organismos dentro del estado nacional y lo que nosotros esperamos es que, más allá del rediseño, el cambio de nombre, la ubicación, de hecho ni siquiera hoy hay Ministerio de Obras Públicas de la Nación, no signifique que en que nuestro país se abandona desde el Estado Nacional una política de fomento del agua potable y el saneamiento para la Argentina, que lo necesita y mucho”, expresó.
El principal inconveniente pasa por saber como se canalizará el crédito internacional para obras ahora porque era el Ente que intermediaba: “hay lugares que necesitan mucho más que Mar del Plata que el estado gestione. Nosotros hicimos con el ENOHSA el emisario submarino, la estación depuradora y la primera etapa del acueducto oeste. Siempre hubo un vínculo fructífero entre Obras Sanitarias y el ENOHSA, pero básicamente porque el financiamiento internacional ingresaba por allí. Siempre el BID, la Caja Andina de Fomento o el Banco Mundial tenían en ese organismo el instrumento por el cual financiar con sus líneas específicas para agua y cloacas, la infraestructura que los distintos lugares del país necesitan”.
También Katz dejó en claro que no había un funcionamiento óptimo en el financiamiento del sistema y que los problemas no se generarán ahora, si efectivamente se da el cierre: “hay decenas de obras que se ven afectadas en todo el país, pero ya se vieron afectadas durante el segundo semestre del año pasado. La crisis de financiamiento a través del ENHOSA no empezó particularmente con la llegada de Milei al gobierno, sino ya en los últimos seis meses de la gestión anterior, se veía que el impacto de una inflación descontrolada que no permitía que el financiamiento llegara en tiempo y forma. Eso es una bomba de tiempo, porque si vos tenés un proceso de alta inflación y no podés ir cumpliendo con la pauta de pagos correspondiente, lo único que se logra es que se paralicen las obras, porque no se puede garantizar la provisión de materiales. Las empresas en todo el país empezaron ya desde mucho antes a bajar el ritmo de obra en la medida que no le llegaban los giros de dinero. Esperamos que se entienda que los compromisos, los contratos que hay vigentes entre el Estado nacional y los distintos organismos como el nuestro, deben ser respetados”.
El problema con la paralización de esas obras es que tienen un impacto directo en lo que le corresponde luego a la provincia o en la mayoría de los casos a los municipios: “ENOHSA ha financiado históricamente obras e infraestructura y luego las provincias o los municipios hacían las obras de redes domiciliarias. No podés hacer obras de redes domiciliarias sino tenés primero la infraestructura suficiente. Queríamos culminar una segunda etapa del acueducto oeste para darle factibilidad redes de agua en más barrios. Sin el acueducto, no hay redes”.
Ante esta situación que se venía desarrollando, Carlos Katz entendió que OSSE tenía que hacer algo distinto y por eso, empezó a buscar otras vías de financiamiento: “el que no entienda el cambio de época está condenado a quedarse paralizado. Como funcionario, no me puedo quedar esperando a ver si después de tres años y medio vuelven las condiciones a ser como fueron en los últimos 30 años. La decisión que tomamos nosotros es salir a cambiar el paradigma, buscar nuevas estrategias, nuevas asociatividades, no solamente con el sector privado, en términos de que algunos privados muy puntualmente tengan a su cargo la ejecución de alguna infraestructura, sino también con el sector financiero. Ya me reuní con tres entidades financieras y hay buena predisposición para financiar, en algunos casos directamente a Obras Sanitarias como empresa estatal, o al sector de la construcción, para que nosotros podamos evaluar, ejecutar licitaciones y los gerentes también propongan un financiamiento”.
Si bien es un proceso al que le faltan otros pasos, es el camino que deben recorrer: “ahora nos falta hacer una ronda de conversaciones con el sector de la construcción, que también le implica asumir un nuevo paradigma. Así como nosotros asumimos un nuevo paradigma, que es financiarnos desde otro lado, también la empresa constructora tendrá que entender que no alcanza el viejo modelo de presentarse una licitación, empezar la obra y esperar que el Estado le pague, sino que también tiene que triangularse en ese esquema de financiamiento”.