La periodista habló desde España en la 99.9 acerca de la dimisión como portavoz de Sumar del político acusado de abuso sexual.
La renuncia de Íñigo Errejón como portavoz de Sumar fruto de las denuncias por presunto abuso sexual han causado un fuerte impacto en España, teniendo en cuenta que forma parte de una fuerza política, con un discurso feminista destacado.
La periodista española María Jamardo, brindó un concreto panorama en la 99.9 sobre la persona de Errejón y las consecuencias que tendrá su accionar: “es tremendo el impacto político porque hay dos planos. En lo judicial, que entiendo que a partir de ahora cobrará entidad después de las denuncias policiales, y en las que él tiene además todo el derecho a defenderse de acuerdo con la presunción de inocencia que le asiste hasta que se demuestre lo contrario; la vamos a reclamar para ellos, que nunca la han respetado para los demás, porque precisamente no somos iguales. Y la segunda, evidentemente, el tsunami político que supone su dimisión fulminante una vez conoció que se iban a producir todas estas filtraciones de las graves acusaciones de algunas de las personas que convivieron con él en los últimos años. A mí me gustaría también saber, como periodista, y me parece que hay que poner el foco en todas aquellas compañeras especialmente, que siendo consciente de que existieron estos casos, no denunciaron, no dijeron nada, no protestaron, no levantaron la voz, no apoyaron a esas presuntas víctimas, sino que en algunos casos incluso trataron de mediar para arreglarlo extraoficialmente y que no trascendiese para no perjudicar a los partidos”.
Lo que aclaró Jamardo también es que hay un discurso en la izquierda que se contradice con los hechos y que, finalmente, deja al desnudo que sólo es una estrategia política: “es lamentable que las mujeres, para la izquierda y la extrema izquierda, sean una excusa con la que ganar votos, una excusa que instrumentalizar para sacar adelante un discurso demoledor para los hombres a los que criminaliza por el hecho de ser hombres, pero que lejos de preocuparse por proteger a las mujeres, insisto, las utiliza por una causa absolutamente perversa. Lo que demuestra el silencio cómplice y encubridor de aquellas que sabiendo que existían casos en España en el supuesto de Íñigo Errejón, tampoco acudieron a denunciarlo ante las autoridades competentes o siquiera lo expulsasen del partido conociendo aquellos hechos o a los que se referían algunas de sus militantes que se encontraron solas. Esa es la hipocresía y el cinismo de la izquierda y de la extrema izquierda que considera que los maltratadores, los violadores, sólo están en la derecha y nunca son de los suyos y que las víctimas no son tan víctimas o no merecen tanta atención cuando son mujeres de derechas”.
El caso particular de Íñigo Errejón es que justamente pasó por partidos que fueron dirigidos y conducidos por mujeres que eligieron callar: “han utilizado y banalizado la violencia contra las mujeres para conseguir resultados electorales, para conseguir beneficios políticos y este señor ha pasado por tres formaciones distintas desde que entró en política, la mayoría de ellas, lideradas por mujeres que queremos saber si eran conocedoras y por qué no lo denunciaron. Porque el escándalo, más allá del propio responsable o presunto responsable del señor Errejón al que hay que efectivamente señalar y preguntar y llegar hasta la última coma de la verdad, también hay que poner a las que presuntamente encubrieron todo esto y a las que relativizaron la situación que pasaban algunas de sus compañeras, en lugar de ayudarlas y de orientarlas en que aquello había que denunciarlo y apartarle a él de manera fulminante”.
Para la periodista está claro para quien los escucha atentamente cuando se utiliza un discurso por conveniencia o por convicción: “les consume la incoherencia y entran en contradicciones constantes precisamente porque no creen lo que defienden. Hay políticos como Isabel Díaz Ayuso, que defienden exactamente aquello en lo que creen y se nota en los discursos cuando alguien tiene una convicción profunda y está luchando por ella. La gente que llega a la política rodeada del oportunismo, da mensajes populistas, demagógicos, que después se disuelven como un azucarillo a la hora de la verdad. Cuando las cosas o la realidad se impone frente a la ideología es en lo que estamos ahora mismo”.