Tal como señalé en esta misma columna de la edición anterior, los hechos de violencia que a diario sacuden a nuestra ciudad se siguen dando sin solución a la vista. El sistema de justicia, lejos de hacerse cargo, busca soluciones impropias recargando a otras áreas del Estado.
Tras una nueva detención de un menor de 14 años que ya acumula 42 causas penales, en vez de hacerse cargo, los actores del sistema judicial entendieron que, lo que correspondía, era que el municipio le designe un acompañante. Esta resolución judicial inédita y espantosa propone es que sea el municipio quien se haga cargo de aquello que es exclusiva responsabilidad del sistema judicial.
La jueza de garantías Mariana Gulminelli, con el concurso del fiscal del fuero penal juvenil Walter Martínez Soto, plantearon que el menor de 14 años fuese puesto bajo tutela municipal en función de un programa de soporte sancionado en 2022. Les salió al cruce el concejal Agustín Neme, quien planteó la imposibilidad de actuar de ese modo.
Esta danza de funcionarios judiciales exigiendo a terceros que cubran sus falencias es mas fruto de la ideología que de la sensatez. Tal como señaló —quizás, en su única apreciación sensata en décadas— la ex presidenta Cristina Fernández viuda de Kirchner: «la policía encarcela y encarcela, y la justicia, libera y libera».
Por otro lado, la jueza Lucrecia Bustos liberó a un grupo de individuos que merodean por plaza Rocha que habían sido detenidos por la policía federal en posesión de cocaína y marihuana. Apenas unas horas después, éstos volvieron al lugar y allí generaron una situación que provocó un siniestro vial: un vehículo de color blanco, de pequeño tamaño, se desplazaba por XX de Septiembre deteniéndose en el semáforo de Avda. Luro. El automotor en cuestión es rodeado por este grupo de personas que —según afirman los vecinos— son los mismos que 48 hs antes había detenido la Federal. El conductor —no identificado—, huyendo de esta interacción, se lanza a cruzar Luro en rojo e impacta contra una moto que circulaba por la avenida. El conductor de la moto voló por el aire y el conductor del auto blanco huyo del lugar para ser detenido en un operativo a los pocos metros.
La laxitud de las decisiones judiciales es gravosa. Mata. El menor de 14 o 15 años, es impune. Los que venden drogas, están impunes. A todo le encuentran un atajo para hacer cada día más laxa la ley, y más dura la vida del ciudadano de a pie.
Antes de terminar, dedico un párrafo a la pasionaria de las periferias, Ana Laura Vulcano, quien goza de la gracia de decir cualquier cosa mientras está envuelta en los ropajes de la santa madre iglesia católica: ha afirmado que crece la tuberculosis por la pobreza. Insólito, y propio de una ignorante, o de alguien que —como señalaba Goebbels en su decálogo— se dedica a instalar «una idea simple, tan simple que el más común de los individuos la pueda repetir». No, la tuberculosis se trasmite por aire, desde nuestras esputas. Si crece, es por el desaforado crecimiento del consumo de estupefacientes.
Pero claro, eso no es preocupante, tal como lo demostró la jueza Bustos, quien liberó a los transas de la plaza Rocha en menos de 24 horas.