Países Bajos, Bélgica y ahora Francia: la violencia de las mafias de la droga se extiende por Europa

El enfrentamiento entre bandas en la ciudad de Poitiers, “la Francia que va bien” expone la magnitud del problema en el Hexágono.

Francia está en un peligroso “punto de inflexión” frente al narcotráfico. El diagnóstico lo ha hecho este viernes el ministro del Interior galo, Bruno Retailleau, pocas horas después de que ocurriera un tiroteo en la ciudad de Poitiers, en el oeste del país que deja un balance de cinco heridos. Entre ellos se encuentran tres adolescentes y uno de ellos, de 15 años, se debate entre la vida y la muerte al cierre de esta edición. Su pronóstico vital es de grave riesgo de fallecimiento ya que recibió un tiro en la cabeza. En el tiroteo, que fue una refriega relacionada con el tráfico de estupefacientes en la plaza de Coimbra, un punto habitual del mercado de drogas en Poitiers, hubo “entre 400 y 600” implicados, según explicó este viernes Retailleau en una entrevista con la cadena BFMTV. La alcaldesa de la ciudad, la ecologista Léonore Moncond´huy ha calificado el episodio como “inédito” en la historia de Poitiers, ciudad con fama tranquila de tamaño medio –90.000 habitantes- y que evidencia una evolución preocupante de la sociedad. La singularidad del episodio en Poitiers es que demuestra que la violencia del narco ya ha salido de sus escenarios habituales de los suburbios de París y Marsella y ya ha llegado -también- a “la Francia que va bien”, a la vertiente oeste del país. Cada vez más voces expresan su preocupación desde diversos estamentos porque la situación se salga de control, como en Bélgica o en los Países Bajos, donde las mafias de la droga corrompen, eliminan y no dudan en amenazar a ministros.

Las fuerzas de seguridad investigan lo ocurrido como un nuevo episodio de guerra de bandas, algo que comienza a repetirse durante los últimos meses y preocupa a las autoridades del país. “Estos tiroteos no están sucediendo en Sudamérica sino en Rennes o Poitiers” ha dicho Retailleau, quien ha querido subrayar que Francia “tiene que decidir ahora entre una movilización general o la mexicanización del país”. Lo cierto es que los capítulos se han encadenado en los últimos días. Hace una semana un niño de cinco años moría cerca de Rennes tras recibir una bala en la cabeza. El niño se encontraba con su padre en el vehículo familiar intentando escapar de otro tiroteo. El pasado jueves, otra bala en la cabeza dejó gravemente herido a un hombre de 20 años a las puertas de una discoteca en Valence. Una espiral de violencia parece no tener fin.

Desde que llegara hace casi dos meses al ministerio del Interior, Retailleau ha apostado por hacer de la lucha contra el narcotráfico una “causa nacional”. Equipararla al combate contra el terrorismo. Le asiste la experiencia de haber creado la comisión de investigación sobre el narcotráfico cuando era presidente del grupo de Los Republicanos en el Senado. Desde entonces, y ahora dentro del gobierno, el titular de Interior quiere imponer muchas de las proposiciones de esa comisión como una mayor especialización de la fiscalía o la creación del estatuto de arrepentido siguiendo lo que ya se ha hecho con la mafia en otros países como Italia. En algunos casos, como en Marsella, los episodios con tiroteos y ajustes de cuenta se han multiplicado. El fiscal de Marsella declaró hace dos semanas que la situación en la ciudad ha alcanzado “otro nivel”, y expresó su preocupación por el hecho de que las bandas de narcotraficantes recluten a chicos cada vez más jóvenes. Las muertes relacionadas con las drogas en Marsella alcanzaron un máximo histórico el año pasado, con 49 asesinatos. Los políticos franceses llevan décadas debatiendo sobre cómo abordar esta situación, mientras que muchos residentes acusan a las autoridades de dejarles de lado. Casi tres cuartas partes de los hechos de violencia están vinculados con la lucha abierta entre dos grupos DZ Mafia y Yoda, según Nicolas Bessone, el fiscal de la ciudad.

El tráfico de drogas genera una cifra de negocios de entre tres a seis mil millones de euros en Francia según datos de la comisión senatorial que creó Retailleau. Un punto de venta de droga puede generar entre 25.000 y 90.000 euros en un solo día, mientras que solo en Marsella se desmantelan entre cinco y diez puntos de venta al día. Tan sólo en la ciudad de Marsella, la segunda del país, el año pasado las autoridades se incautaron de 7 toneladas de cannabis, 21 millones de euros en activos delictivos y 107 fusiles de asalto. Según datos de la Ofast, 240.000 personas viven directa o indirectamente del tráfico de estupefacientes en Francia. Y los productos son muy rentables. En este mercado dinámico, alimentado por una producción en aumento y una fuerte demanda diversificada, especialmente de productos sintéticos, la competencia es feroz y justifica el recurso a la fuerza.