El psiquiatra habló en la 99.9 sobre la ideología de género tanto en las escuelas con los programas educativos como en las cárceles, donde también ha generado inconvenientes.
La agenda cotidiana lleva a hablar de temas centrales en la sociedad. Por un lado está toda la controversia que ha generado la inclusión del libro “Cometierra” en la provincia de Buenos Aires desde el Ministerio de Educación y, por otro, el reciente caso de un preso que indicó percibirse mujer lo cambiaron de pabellón donde violó y embarazo a otra detenida.
Sobre ambos temas habló en la 99.9 el psiquiatra Francisco Bordón remarcando en principio, la incidencia que puede tener en un adolescente la inclusión del libro cuestionado: “los adolescentes, desde el momento de la pubertad, tienen acceso a todo tipo de información sexual, generalmente inadecuada. Si uno entra en los portales de Internet, la pornografía es de libre distribución, o sea, tienen una mala educación sexual en principio. La otra cuestión es el tema de la identidad, este problema de la identidad, de la autopercepción de la identidad y las definiciones en relación a cómo se define esto de la autopercepción, y si es lícito hablar de auto percepción en un proceso de desarrollo”.
Cuando se quieren imponer ideologías, los problemas son evidentes y, en este caso, Europa empieza a mirar con recelo y a rediscutir este tipo de políticas que no están teniendo buenos resultados: “el gran tema del educador es dejar a los chicos en paz, en principio, sin imponerles desde ninguna ideología ningún tipo de orientación, que ellos mismos van a ir de alguna manera encarrilándose, y no introducir leyes que permitan el cambio. Esta instrumentalización del cambio en una corta edad, del traspaso de género, a muy corta edad, evidentemente fue un fracaso, fue una mala interpretación, porque los chicos están en desarrollo y por lo tanto hay que esperar, no hay que meter mano tan rápido”.
Por otro lado, brindó su opinión luego de ejercer durante muchos años su profesión con los detenidos en la Unidad Penal de Batán sobre lo que sucede dentro de los pabellones: “los magistrados, se atajan con un texto legal y ellos definen por lo que dice la ley. El problema es que las leyes están redactadas en un concepto de un ideal que no existe. Las situaciones humanas nunca son ideales y de ahí el buen criterio de un juez, de alguien que aplica la ley, es importante. Las opiniones de los gabinetes, de los especialistas, son escuchadas, pero el perito de peritos es el juez, y a veces se toman estas decisiones que parecen muy inadecuadas”.
También desde su experiencia, remarcó que en Batán hay un pabellón que tiene a todas las personas transgénero y han tenido cierta eficacia: “en la UP 44 hay un pabellón de transgénero que se manejó con cierto criterio adecuado y las cosas funcionaron más o menos bien. Obviamente, dentro de la dinámica complicada que es la sexualidad dentro de las cárceles, de eso puedo hablar porque lo conozco muy bien. ¿Hay sexualidad en el medio carcelario? Por supuesto que la hay. El tema de cómo es esa sexualidad, y si es voluntaria, y cómo funciona , es complejo. Lo que hay que proteger ahí es al sujeto que no quiere involucrarse sexualmente y que es de alguna manera sometido por la fuerza. En la unidad 44, que hicieron un pabellón exclusivo, todos son transgénero. Eso es un modo de segregación, pero al fin de cuentas generó una solución”.