La apertura del puerto en Chancay subraya la creciente influencia de China en una región que alguna vez miró principalmente a Estados Unidos en busca de oportunidades económicas.
El presidente chino, Xi Jinping, inauguró este jueves junto a Dina Boluarte un enorme puerto en Perú, que se espera atraiga más de 3000 millones de dólares en inversiones, para crear una ruta directa a través del Océano Pacífico y expandir la influencia de Pekín en América Latina. La apertura del puerto, que se da antes del foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico y de la última reunión de Xi con el presidente Joe Biden, destaca la creciente incidencia de China en una región que anteriormente miraba principalmente a Estados Unidos en busca de oportunidades económicas.
“Está prácticamente listo”, dijo a la prensa Gonzalo Ríos, subdirector general de Cosco Shipping Ports Perú, filial del gigante mundial del transporte marítimo China Ocean Shipping Company (COSCO), la empresa estatal detrás del proyecto.
El puerto de Chancay, a unos 80 kilómetros al norte de Lima, representa una de las inversiones chinas más importantes en América Latina, con un presupuesto total estimado en 3500 millones de dólares y una operación a cargo de Cosco Shipping Ports, una de las principales empresas estatales de transporte marítimo de China. El puerto fue diseñado para manejar inicialmente barcos de tamaño mediano, pero una vez finalizado contará con 15 muelles que permitirán recibir barcos de hasta 24.000 contenedores, los cuales son demasiado grandes para el Canal de Panamá. Según estimaciones, se espera que Chancay reduzca el tiempo de navegación entre América del Sur y Asia en 10 a 20 días, lo cual impulsará el comercio de Perú y otros países de la región.
Además de mejorar la infraestructura portuaria, el proyecto que inició la construcción en 2021, también incorpora tecnología avanzada, con grúas automatizadas de carga proporcionadas por Shanghai Zhenhua Heavy Industries y camiones eléctricos sin conductor fabricados por empresas chinas. Esta alta tecnología, aunque innovadora, ha generado preocupaciones en Estados Unidos, donde la empresa Zhenhua ha sido identificada como un riesgo potencial de seguridad para los puertos estadounidenses. Autoridades estadounidenses, incluyendo a la exjefa del Comando Sur, General Laura J. Richardson, advierten que Chancay podría utilizarse como base para naves militares chinas, aunque el gobierno chino sostiene que el proyecto es puramente comercial. Sin embargo, analistas sugieren que China valora la posibilidad de contar con una opción estratégica en la región si fuera necesario.
La “nueva ruta de la seda”
El puerto será parte de la iniciativa “La nueva ruta de la seda”, lanzada en 2013 por Xi Jinping para obras de infraestructura y unir continentes como una “nueva ruta de la seda”.
“América Latina no era parte de la nueva ruta de la seda cuando se lanzó la iniciativa, pero al cabo de unos años China la incorpora como parte de su proyecto de consolidación como potencia mundial, un proyecto económico y comercial con el cual pretende potenciar su presencia global”, señaló a la AFP Óscar Vidarte, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Católica del Perú.
Desde el punto de vista peruano, el puerto ha sido celebrado como un proyecto transformador. La presidenta Dina Boluarte y funcionarios chinos ven en Chancay un “centro neurálgico” para el comercio de productos sudamericanos hacia Asia, anticipando la creación de 8000 empleos y una actividad económica anual de 4500 millones de dólares. Para China, que desde hace una década es el mayor socio comercial de Perú, el puerto consolida su relación con el país y permite optimizar las rutas comerciales. Además, China ha manifestado su interés en construir una línea ferroviaria que conecte Chancay con Brasil, lo que facilitaría aún más el comercio interregional y posicionaría a Perú como un eje logístico estratégico en América del Sur.
El interés chino en Chancay también destaca su enfoque en industrias más allá de la minería, ya que China comenzó a invertir en tecnología de vigilancia y estaciones terrestres para satélites en la región. En el sector minero, China ya cuenta con una inversión de 11.400 millones de dólares en Perú, concentrada en la extracción de cobre, un recurso clave para la fabricación de tecnologías de energía limpia. Con la mayoría de las refinerías de cobre en territorio chino, el acceso directo a las minas peruanas le da a China una ventaja crítica en la cadena de suministro de este metal.
Oposición y controversias locales
El proyecto no está exento de controversias a nivel local. La autoridad portuaria peruana intentó cambiar los términos del acuerdo de Cosco, que le otorga derechos exclusivos de operación por 30 años, argumentando que hubo un “error administrativo”. Sin embargo, la demanda fue retirada poco antes de la visita de Boluarte a China.
Algunos residentes de Chancay y ambientalistas expresaron su preocupación por los impactos en la pesca y medio ambiente. La excavación submarina alteró los ecosistemas marinos locales, desplazando o eliminando especies, lo que generó protestas de la comunidad y advertencias sobre la pérdida de empleos en la pesca y la agricultura debido al incremento en la actividad portuaria.
Importancia geopolítica
Con la incorporación de Chancay, China suma más de 40 puertos bajo esta estrategia de expansión global de infraestructura. A pesar de que Pekín enfatiza el propósito comercial del puerto, analistas chinos han señalado su relevancia geopolítica.
En un artículo reciente, investigadores de la Universidad Fudan de Shanghái sugieren que la importancia del puerto para China es tal que el país podría enfrentarse a los intentos de Estados Unidos para limitar el control chino, una vez completado el proyecto. Algunos analistas internacionales consideran que Chancay le otorga a China una ventaja estratégica en América Latina, tradicionalmente bajo la esfera de influencia de Estados Unidos, lo que podría modificar el equilibrio de poder en la región.
Se espera que Xi Jinping y Dina Boluarte firmen un acuerdo de libre comercio ampliado, fortaleciendo aún más las relaciones económicas entre ambos países, que el año pasado alcanzaron un comercio de 36.000 millones de dólares, mientras que el intercambio comercial de Perú con Estados Unidos se mantuvo en 21.000 millones de dólares. Además, el puerto permitirá a China consolidar sus inversiones existentes en Perú y explorar oportunidades de expansión, como una posible planta de ensamblaje de autos eléctricos de BYD en el país, lo cual podría convertir a Perú en un punto de producción y exportación hacia otros mercados americanos.